lunes, 31 de enero de 2011

Capitulo 042: Tirarse a la pileta

Flashback

Victorio, Pablo y Agustín, se habían juntado en mi casa para hacer un trabajo de la facultad. Estaban en la cocina, y lo menos que estaban haciendo era el trabajo; entretenidos mirando un partido de futbol, era sabido que los iba a encontrar así. Me colé, en la conversación, y me dispuse a cebar unos mates. Faltaba algo muy importante, las galletitas. Asique esperaron al entre tiempo –por suerte faltaba poco- para ir al almacén. Mi hermano y Pablo, fueron los encargados de ir casi a dos cuadras de mi casa; y yo junto con Agustín, me quedé hablando de la vida.

-Asique de novia ché- interrogó mi amigo, después de que le contara algunos detalles de mi salida con Peter. Está claro, que el cachetón lo aprobaba, ya que lo conocía hace mucho y eran amigos.

-Sí, pero ni se te ocurra decirle nada a Victorio – lo amenacé – Si no te la corto

-Ehh ¿no será mucho?-

-¿Querés arriesgar?- pregunté haciéndome la mala. Él sabía que iba con onda, pero que en el fondo un poquito de verdad había-

-No, no gracias – sonrió

-¿Y vos alguna novia?- ahora era yo la que quería saber

-Siempre algo hay – dijo misterioso

-Pero… - continué, lo conocía cuando no terminaba una frase

-Pero hay una que me vuelve loco- dijo. Y le saqué la ficha al toqué

-Candela – contesté. Y abrió los ojos como el dos de oro- Si, esa la faquita; que va conmigo a la facultad- dije tomandole el pelo.

-Naaa, nada que ver La – trató de pilotearla

-¿Seguro? – insistí. Me miraba sin emitir sonido, estaba hasta las manos – Mirá Agus – y acá empieza mi monologo – Está todo bien que te guste una persona, y que tal vez te dé vergüenza decirlo - dije mientras le ponía yerba al mate – Está bien, que no se lo quieras contar a nadie, y que te lo quieras guardar para vos. Que quieras estar seguro antes de dar un paso en falso – y ya estaba buscando la azucarera en la alacena – Pero, lo único que lográs es estirar más y más el momento de plantarte delante de ella – y estaba sentada frente a él – No tenés que tener miedo al qué dirán, importa lo que vos sientas. Si estás entre dos chicas, o entre una y no sabes si decirle o no, por miedo a que los demás piensen cualquiera; o si la viste una vez y después se la tragó la tierra, no lo sé; porque no estoy dentro tuyo. Vos sos el que sabe, vos sos el que está dentro tuyo, vos sos el que elige qué hacer. – Me levanté a correr la pava del fuego, ya que no quería que hirviera, y volvi a mi lugar – Tal vez no te animás, porque crees que no hay agua dentro de esa pileta. Pero si no te tirás, nunca lo vas a saber. Si es Cande, esa persona que te vuelve loco, te digo que el dobladillo está bien cosido. ¿Cande está enamorada de mí? – me pregunté como si fuera él – No lo sé. Tenés que ir y preguntárselo vos. Si es un sí, buenísimo; hacemos una fiesta y se casan – exagerada me decían – Si es un no, yo voy a estar para escucharte. – Le sonreí, y él me devolvió la sonrisa.

Cuenta Agus:

Desde la vez que nos cruzamos con la flaquita en el centro, y fuimos a tomar algo por ahí, la conocí de otra manera. No mal interpreten, gomas. Me refiero, a que me escuchó, y yo a ella. Me encantó la Candela, con la que me encontré esa vez. Hace años que nos conocemos, pero nunca me había fijado en ella, como en este último tiempo. Si hay alguien que me descolocó, fue Candela. Con ella, no sé cómo actuar, ni que decirle. Parezco flor de pastel, lo sé, pero es la primera vez que siento que alguien me gusta de verdad. Siempre me caractericé por conocer chicas lindas, salir de noche, y no tener que darle explicaciones a nadie. Pero desde que encontré en la flaquita, algo más que una amiga, me siento diferente. Siento ganas de verla, de estar con ella, de hablar así sea del clima del Amazonas.

Por eso empecé a pedirle consejos, para encarar a una chica. En realidad es ella, pero no sé como decírselo. Parezco una mina, en esta situación, lo sé, pero no me importa. A ella la quiero. No puedo no escuchar esa vocecita que me dice que me la juegue, que siga mi corazón. Porque por el otro lado, está la que me dice que queda tiempo por disfrutar, noches de piratería. No quiero que mis amigos piensen que son un goma, porque me guste una chica. Pero tampoco quiero dejar pasar esta oportunidad. Tendré que seguir el consejo de mi amiga, dejarme llevar. Y tirarme a la pileta, para saber si hay agua o no. Porque uno no sabe lo que ay al final del camino, si nunca llega a él.

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