sábado, 15 de enero de 2011

Capitulo 028: Cara a cara

Capitulo 028: Cara a cara

Con las chicas sacudíamos nuestro cuerpo al compás de la música, a Ro y a mí nos dolían los pies de tanto bailar – no estábamos acostumbradas a usar tacos – y aprovechamos para sentarnos en los sillones y descansar un ratito. Charlábamos y opinábamos, las cuatro, sobre lo que vestían algunas chicas –porque está en nuestra esencia de mujer criticar un poquito- . Luego de unos minutos, se acercaron unos chicos, a sacar a bailar a las rubias. No se negaron en lo más mínimo ya que, hay que decirlo, eran unos caños.

Con Cande mirábamos desde lejos, como los cuatro se movían al ritmo del regeton, cuando suena mi celular. Era un mensaje del desaparecido, digo de Peter.

Mensaje de Peter: Andá para la barra

Mensaje de Lali: Eh? Qué pasó?

Mensaje de Peter: Nada, sorpresa

Le mostré el mensaje a la flaqui, y ya estaba caminando para la barra, ni tiempo de pensarlo me dio. Nos dirigíamos a donde momentos antes, tomábamos nuestro tequila.

Mensaje de Peter: Esa no, la otra

Le avisé a Cande, y giramos sobre nuestro eje, para ir a la barra de licuados. Llegamos y ahí estaba preparando un jugo de frutilla y kiwi.

-Hola hermosas – nos dijo cuando nos vio llegar

-Hola Pitt – saludó Cande, y depositó un beso en su mejilla

-Hola- contesté seca. Se podría decir, que me sentía un poquito resentida. Osea flaco, desapareces por dos semanas, no dejás ni rastro, y ahora me venís a hablar. Sé que suena un poco mala, pero me gusta que se preocupe por mí, y en las últimas dos semanas ni un mensaje mandó.

-¿Qué andan haciendo por acá? – preguntó el rapado

-Conociendo, supimos que abría hoy y vinimos. La verdad, que esta buenísimo – contestó Candela

-Si lástima que siempre pasa algo que te pincha el globo- dije por lo bajito. Sinceramente no sé si tenía ganas de verlo, ¿de golpe y porrazo se acordó de que existo?

-¿Qué? – preguntó el que estaba del otro lado de la barra, preparando ahora un licuado de banana

-No, nada – dije – Está bueno el lugar. No sabía que ibas a trabajar acá – Y como iba a saber si no tenía contacto alguno, desde hace quince días

-Si la semana pasada me enteré que necesitaban una persona con esta facha – dijo agrandándose – y aparte que supiera hacer tragos y esas cosas

-¿Y porque no estás en la otra? – dijo la flaquita. Se refería a la otra barra, la del fondo

-Porque hicimos sorteo y salió. Igual mañana voy de aquel lado, nos vamos turnando – comentó Peter (Léase: el boliche abría los viernes y los sábados)

Las rubias seguían bailando con los chicos que las habían invitado. Se acercó uno para bailar con Cande y aceptó por dos razones. La primera para dejarme a mí con Peter, haciéndome la pata; la segunda porque era lindo chico; y tenía la ropa combinada – siempre la flaqui con esas salidas que tiene. Cuestión, que mis tres amigas estaban bailando con sus galanes, por decirlo de alguna manera.

-¿Querés tomar algo? – preguntó con una sonrisa

-Dale, un licuado de ananá – amo esa fruta. Luego de unos minutos- Gracias- contesté después de que me lo entregó. Y saqué el dinero para pagarle –

-No, no deja – hizo seña con la mano, negándose a que le pagara

-No, de verdad. A ver si te dicen algo – me refería que lo retaran, por regalarme un trago

-No, pasa nada. Aparte es lo mínimo que te puedo dar, por estar acá haciéndome compañía – me dijo; a lo que sonreí - ¿Qué te pasa que tenés esa cara? – era obvio que se me notaba

-No, nada ¿por? – contesté

-Vamos, se te nota que te pasa algo –

-No, de verdad no pasa nada. Salvo lo que pasó con Rochi…

-¿Qué pasó? Les hicieron algo

-No, exagerado, no. Nos cruzamos con Pablo, un amigo; y se estaba chapando una mina

-¿Y qué tiene de malo?

-Que él le dijo a Ro, que quería estar con ella, y todos esos chamuyos que hacen ustedes – sí me salió el feminismo de adentro

-Buee para, yo no hago esos chamuyos – No directamente me partís la boca, y me dejas tecleando durante dos semanas, pensé

-¿A no? Todos tienen un poquito de lo mismo

Se hizo un silencio

-Pero no es solo eso lo que te pasa- y que pibe molesto

-Como insistís ¿eh? – Dije, y me sonrió compradoramente – No pasa nada. Aparte, no da que me ponga a contarte acá (léase: estaba lleno de gente)

-Entonces, algo te pasa –

-Sí, pero no te voy a contar acá –

-Bueno hacemos una cosa, si querés me esperas a que salga…

-No puedo - interrumpí – No porque no quiera, sino porque con las chicas vamos para casa, y no puedo dejarlas solas – mentira. Con las chicas sí íbamos para mí casa; pero no quería esperarlo; estaba enojada y no me iba a quedar a que saliera para hablar. – si querés te ando un mensaje mañana a la tarde – dije, mientras lo saludaba- Gracias por el licuado- y me aleje de la barra

Siento enojo, celos –no sé porque razón – ganas de gritarle en la cara, lo desaparecido que es. Osea me vendés un galancito durante tres salidas, en las cuales me comes la boca; y después te borras ¿Qué onda? Sinceramente no se qué pensar, y puede ser que piensen que soy dura, y demasiado exagerada, pero por lo menos si no me quiere ver más, que me lo diga. Pero tenerlo ahí cara a cara, después de quince días; sentir su perfume, verlo y que me sonrisa como siempre lo hace, no sé despierta cosas que no puedo explicar. Por un lado está la Mariana que me dice ‘Lali no seas boluda, es un caño, te mira con esos ojitos que no podés resistirte; ¡Partile la boca mujer! ¿Qué tanto hay que pensar?’, y por el otro tengo la que me dice ‘No te llamó, ni te mandó mensajes durante dos semanas, y ¿encima quiere que lo esperes para hablar? No andá con las chicas, divertite y después, cuando vos tengas ganas, se ven ¿Qué ahora hay que estar a disposición de él? No mi amor’

La noche estaba por finalizar y con las chicas nos fuimos para casa, no sin antes esperar el intercambio de números entre los chicos y mis amigas – nunca se sabe cuando podes necesitar de esos ‘conocidos’ -. Llegamos, nos pusimos ropa cómoda, y como ya era un ritual; mate y comentar de todo lo que había sucedido.

Pensabas que te habías olvidado de él, pero cuando lo ves, se te mueve toda la estantería. Sentís que tu corazón late más y más fuerte. Pensabas que lo habías olvidado, y cuando lo tenés ahí, en frente tuyo te carcomes por dentro por no poder darle ese beso que tanto extrañas de él. Olvidarse de una persona, cuesta, y mucho. Cuesta más que enamorarse, de ella. Cuesta olvidarse, de sus besos, de sus caricias, de los momentos juntos, de los sentimientos mutuos. Tratas de taparlos, de que queden ocultos. Que no vuelvan a salir a la luz. Pero ahí es cuando se hace más fuerte. Toman poder, y no podes resistirte. No los podes dejar a un lado, no podes olvidarte. Cuanto más tratas olvidar, mas presente se hace. Tratas de alejarte, pero cada vez estás más cerca.

No hay comentarios:

Publicar un comentario