martes, 11 de enero de 2011

Capítulo 024: Amor a distancia

Flashback – Euge

Hace casi un mes que volví a mi país, un mes que me reencontré con mis hermanas de la vida, un mes que tomé distancia, un mes que no lo veo, un mes que lo sueño, que lo extraño.

Es increíble como en este tiempo aprendí a valorarlo más, pareciera que uno se tiene que alejar; para darse cuenta de la persona que tiene al lado. Daría lo fuera porque esté acá cerca mío, que conozca a mis amigas, que vea donde crecí.

Cuatro días hace que no escucho su voz, y llevo contados los mails que le mandé; ya van como veinte. No me importa si parezco una pesada, lo que me importa es que él se dé cuenta de lo que me importa, de lo que me duele la distancia. Si me gusta estoy perdida por él.

-Hola – atendió una voz masculina del otro lado del mundo

-Hola lindo – ya había confianza

-Hola bonita, como extrañaba escucharte

-Yo más. Me encantaría que estés acá, conozcas a las chicas, mi lugar – soné melancólica –

-Nada de golpes bajos ¿eh? Sabes que me podés… ¿Cómo estás?

-Bien, bah que se yo. Todavía no encuentro mi espacio, siento como que me falta algo

-Yo te falto, y vos a mí. Te extraño ¿vas a volver no? – preguntó con preocupación

-Sí, pero no sé cuándo. No sé si quedarme a estudiar (Léase: ya me había anotado para estudiar fotografía), si irme y trabajar allá, no sé

-Hace lo que te dicte tu corazón, lo que vos sientas que es mejor para vos, lo que te haga feliz. No pienses en los demás, solo en vos – siempre me comprendía

-Sí, pero ni yo sé lo que quiero… ¿vos cómo estás?

-En un mes, más o menos son las vacaciones y por suerte vengo aprobando todo. En unos días empiezo a trabajar en una empresa, como cadete

-¿De verdad? Qué bueno, me alegro muchísimo bonito

-Asique estás hasta las manos rubia – le dije, y finalicé con la última uña

-Sí, me encanta. Pero quiero tenerlo acá, no un millón de kilómetros. Les juro que me mata, el amor a distancia. Es algo que no tiene por qué ser así. Yo cuando estaba allá, pensé que era porque me había contenido con lo que pasó, pero estando acá siento que lo necesito. – dijo Euge, con tristeza

-¿Pero vos donde querés estar? – preguntó Rochi

-No sé, quiero estar acá y con él. No sola – dijo mientras se soplaba las manos para que el esmalte se secara más rápido

-Gracias por lo que nos toca- reprochó la flaquita

-No Cande, yo las amo y lo saben. Me refiero a estar con alguien, de verdad

-Ya sé Gorda. Por lo menos vos lo tenés; lejos, pero lo tenés. Yo lo tengo a dos cuadras y pareciera que estuviera en la Antártida

-¡¿Qué?! – dijimos las tres a coro

-Por lo congelado digo – dijo la flaca

-Cande, de quién estás hablando. – sin dudas me perdí un capitulo; y se ve que las chicas también

Flashback – Cande

El otro día nos encontramos con Agus, de casualidad en las calles céntricas, y me invitó a tomar algo. Lo conozco desde hace mucho, y somos amigos, pero esa charla que tuvimos fue como abrir la puerta del shopping y tener descuentos en todas las casas de ropa, para mí sola. Lo que quiero decir, es que conocí el otro lado de él; no mal interpreten. Su lado sensible y tierno; que nunca me había demostrado. No voy a decir que me estoy enamorando, porque estaría mintiendo, pero sentí que le importé. Se mostró dulce, como un osito de peluche. Él habló de sus cosas, yo de las mías; nos comprendimos mutuamente. Lo sentía cerca.

Estaba por irme a dormir cuando, me llega un mensaje.

Mensaje de Agustín: Flaquita, gracias por escucharme

Mensaje de Cande: De nada cachetes

Mensaje de Agustín: Vos sí que sos una amiga

-¿Ven? Me ve como una amiga- sonó frustrada – Falta que me invite a jugar un picadito el sábado y cartón lleno

-Me parece que te estás apurando un poquito – le dije – todo a su tiempo

-Claro, vos lo decís, porque ya saliste tres veces; y todo va viento en popa

-No Cande, lo digo porque te estás armando vos solita toda la película. Te lo dijo de onda, y ya agarras para el lado de los tomates

-Tiene razón – dijo Rochi coincidiendo conmigo – Aparte, si te mandó un mensaje para agradecer que lo escuchaste. ¿Qué ‘amigo’ te agradece por escucharlo? – La flaquita se quedó pensando

-Uno al que le importás – la avivo la pelicorta

A veces la distancia aleja a las personas; pero muchas veces las une. No porque estés cerca de una persona, sentís que estás con ella. Podés estar a kilómetros de alguien, y sentirlo que está ahí, con vos. Podés estar rodeado de gente, y sentirte solo. Podés besar a alguien, y sentir otros labios. Muchas veces, no es la distancia la que aleja a las personas; si no nosotros mismos. Sucede que no valoramos a la persona que está, y cuando se aleja; por orgullo o por lo que sea, la dejamos ir. Hay inseguridad que es lo que te aleja de vos y de los demás. Tratás de salir a flote, pero no podés, ya estás por hundirte. Pero es ahí cuando la necesidad de cambiar, la necesidad de que eso que tanto te duele, te salva. El estar seguros de uno mismo, nos salva. Porque si no te salvas vos, nadie lo va a hacer. Si vos mismo no estás bien, nadie podrá estarlo con vos. Porque primero hay que aprender quererse a uno mismo, con sus defectos y con sus virtudes, para después poder querer al otro; y que el otro sienta lo mismo por vos. Hacer valer los sentimientos, las emociones. Atreverse a todo es posible, dejar la soledad a un costado, ser fuertes, creer en uno mismo. Salir adelante, si hoy no encontraste a alguien, mañana será. Si hoy ese alguien no te habló, animate, anda y empezá vos. '' No dejes para mañana lo que podés hacer hoy '', tal vez mañana sea tarde. Hay que ser positivos, estar seguros. Seguros de que la soledad, el dolor, el sufrimiento, la desilusión, no se les permite el paso a nuestras vidas.

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