jueves, 17 de febrero de 2011

Capitulo 057: Septiembre

Cuatro semanas después…

Varios días habían pasado de aquella charla con la rubia pelilarga. Noticias concretas sobre su relación con Pablo, no había. Pero por lo que pude hablar en estos últimos días, se estuvieron viendo; pero todavía Rocío no da el brazo a torcer. Parece ser que el morocho le había hecho llegar un lindo ramo de fresias, las flores preferidas de mi amiga; con una tarjeta que decía ‘Te voy a enamorar’. Para comérselo.

El cachetón y la delgada, formalizaron. Sí así de una. No quieren perder el tiempo, parece. Hablando en serio se los ve muy bien juntos. Yo al principio no le daba ni dos días –no mentira- conociendo a la flaca lo debe estar volviendo loco al cache –como le apodó ella. Con decirles que ya ocupan su tiempo juntos. Quiero decir que no hay mucha salida con amigos, si no en pareja.

Eugenia esta medidísima en su curso de fotografía. Creo, que por un largo tiempo se va a quedar en Argentina. Se la pasa mandando foto por mail, y nos dijo que próximamente, debía hacer un trabajo con modelos a su elección, y que estábamos –las chicas y yo – en su lista. El otro día vino a casa, y conocí a Nico. Sí, hicimos un video chat, y la verdad que es súper copado el rubio. Si vieran la carita de felicidad de mi amiga, cuando él nos contó que posiblemente pueda viajar a fin de mes. Creo que hacen una linda pareja, demasiado oxigenada, pero se nota que se quieren.

Victorio está un poco desenchufado con el tema de la facultad. Se ve que se acerca la primavera y empiezan a salir las mariposas. Digo esto, porque me parece que está conociendo a alguien. De vez en cuando se queda hasta tarde hablando por teléfono, y ni se te ocurra interrumpir porque te saca volando. Espero que por fin encuentre a alguien, con quien pasar el tiempo –en el buen sentido – y me deje de romper un poquito lo quinotos, porque se pone demasiado denso y guardabosques.

A lo que a mí se refiere, estoy mejor que nunca. Con el rapado, hacemos huequitos para poder vernos el mayor tiempo posible. Entre la facultad y el trabajo se complica. Si leyeron bien, trabajo, por mí arte también. Empecé hace una semana, estoy cuidando a la sobrina de Pato –la amiga de mi mamá-. Camila se llama, es una dulce esa nena, tiene tres años, y está en la primera salita de jardín. Va a la mañana, y por suerte no se me junta con la facultad.

Sobre el que no debo ni quiero nombrar, pareciera que se lo tragó la tierra. Ojala que haya recapacitado, y que no aparezca más. Le conté a mi mamá y a mi hermano, y se enojaron un poco por no haberles contado antes. Pero entendieron que no los quería preocupar. Peter ya conoció a mi mamá, y la verdad que se llevan demasiado bien diría. A Vico le está costando adaptarse, pero sabe que es un buen chico, y que siempre voy a ser su princesa.

La facu ahí anda, siempre en el mismo lugar –chiste malo, por favor- Por ahora vengo bien, tengo que entregar un par de trabajos; nada del otro mundo. Pero donde te quedaste, cagaste. Asique hay que estudiar. Ya diseñé n par de prendas, y me gustaron. Pero no me convencieron, como para comprar la tela y hacerlo.

Y que les puedo contar de mí héroe. Es el más lindo de todos, eso ya lo saben. Pero es tan tierno. Se preocupa por mí, me cuida –aclaro que de la gripe ya estoy mejor, no tengo nada- es mi enfermero perfecto. Hablamos de todo, y de todos. Sin herir a nadie, pero descubriendo siempre cosas nuevas. Todavía no hubo rock, si es eso lo que quieren saber. No es que no me anime, ni tampoco porque no esté segura. Pero no vimos el momento, cuando tenga que ser será. Y él me espera, porque lo sé, lo siento. Hablamos todos los días, antes de irnos a dormir, y nos vemos la mayor cantidad de veces posibles en la semana. Así sea una horita o dos, es el tiempo suficiente –aunque querría estar todo el día – para mimarnos, y darnos esos besos llenos de amor.

Se acerca septiembre, y el olor primavera invade mis sentidos. Todo tiene color. Porque no solamente las flores, crecen. Los besos, los caricias, los abrazos, los te quieros; todo parece florecer. Llega con ganas de algo nuevo, hay que estrenar. Nada de pitucones. Todo con brillo, con los canutillos de punta. Los días lindos, los vientos de renovación, de crecimiento, de buena vibra. Dicen que es el mes de los enamorados, de los que tienen el corazón ocupado, o por ocupar; de los que están dispuestos a amar, y ser amados. Porque en septiembre, la primavera trae cambios.

No hay comentarios:

Publicar un comentario