viernes, 11 de febrero de 2011

Capitulo 052: Lo hecho, hecho está

Al finalizar el cumple, ya entrada la madrugada, nos quedamos sólo los más íntimos. Ordenando, un poco y con una música más distendida, fui la encargada de empezar con la ronda de mates. –No sin antes descalzarme, ya que los tacos no son mis mejores amigos-.

-¿La pasaste bien?- pregunté con una respuesta muy obvia. Lógicamente, se había divertido más que nadie, con todos sus amigos; los nuevos y los de siempre. Por supuesto que nunca falta el que se va temprano, el que se agarra un pedo de tal por cual –fua que vieja esa frase-, el chape impensado, el que termina desbarrancando a las tres de la mañana; pero son las cosas que van arman la buena fiesta.

-Sí la verdad, que no pensé que iban a venir todos- dijo con una sonrisa recibiendo mí mate. Aunque no lo crean, la dueña de casa, estaba barriendo la cocina.

-Terminamos con los cajones de cerveza – dijo mi hermano sacudiéndose las manos; cuando llegó de afuera. Junto a Peter, y Agustín, habían cargado hasta el garaje con varios cajones de cerveza –con las botellas vacías-

-Gracias chicos- agradeció Cande, mientras me devolvía el mate

-No me digas que te vas a dar un paseo- señaló Agus al ver a la delgada con la escoba en la mano

-No seas tarado- y le valió un golpe en el brazo

-Apa ¿me perdí de algo?- dijo la pelicorta al entrar en escena

-No, no- y ahora el mate era el turno de mi hermano- Rochi ¿se fue?- hacía horas que no veía a la rubia pelilarga

-No, se quedó dormida en el sillón- contestó la de ojos verdes- Con lo que pasó, se sentó y se quedó dormida

-¿Qué pasó con qué?- Sí, definitivamente vivía en un taper

-¿No lo viste?- cuestionó la delgada. Negué con la cabeza, mientras recibí el mate vacío por parte del cachetón- ¿Dónde estabas Lalita? – Y miré con complicidad al de cabeza rapada, que estaba apoyado en la mesada.

Era ese sabor en tu piel
A azufre revuelto con miel
Así que me llene de coraje y 
Me fui a caminar por el lado salvaje

Flashback Rocío

Bailaba al ritmo del reggaetón junto con Eugenia y unos amigos del colegio. Nos poníamos al día con las cosas de la vida, -estudios, noviazgos, amigos en común- cuando siento que me toman del brazo. Era Pablo. Inmediatamente me solté, y volví con mis amigos. Nada de lo que él haga, me importaba en eso momento. Y continuó insistiendo. Un ‘¿Podemos hablar?’ salió de su boca, y yo con un ‘¿Qué querés?’; seco y frío respondí. Al parecer estaba sobrio – aclaro esto porque la ultima vez, en el boliche me dijo que estaba borracho; pero no le di importancia-

-¿Qué pasa?- pregunté luego de que nos apartáramos unos pasos. Sí, él era mi debilidad, y me dolía que fuese así. Pero también me intrigaba, de qué quería hablar.

-Perdoname- me tiró así, de una- Perdoname porque, sé que estuve mal. Sé que te ilusioné…

-Me parece que no es el momento ni el lugar para tus planteos. –Interrumpí, sin dejarlo terminar- Yo nunca te arruiné ninguna noche, en cambio no sé si vos podés decir lo mismo. Te pido por favor, que está no la arruines- Sin decir más nada, pegué media vuelta y me fui. Pero no pude concretarlo ya que estaba enredada en sus labios. Sí, me besó. Aunque hubiera querido quedarme horas, entre sus besos; no podía dejar que mi dignidad se rebajara hasta el piso. Me separé, y un buen cachetazo quedó marcado en el rostro de él.

Lo hecho está hecho
Volví a tropezar
Con la misma piedra que hubo siempre
Se siente tan bien todo lo que hace mal
Y contigo nunca es suficiente

No entendí ni como, ni porque; pero esa cachetada me hiso sentir bien. Poderosa. No estoy incitando a la violencia, pero un buen zamarreo a tiempo te evita los futuros disgustos. –Y me arrepiento de no habérselo dado antes- Volví a la ronda con mis amigos, y seguí bailando como si nada hubiera pasado. Eugenia me miraba asombrada, y le respondí con una sonrisa satisfecha. Fui a la cocina por un vaso de algo para tomar, ya que lo que había estado tomado anteriormente se había perdido quién sabe dónde.

Escuche que había gente y reconocí la voz de Victorio. Estaba con Pablo. Sé que es de mala educación escuchar detrás de las puertas, pero… ¿quién no lo hizo alguna vez?

No puede ser nada normal
Acabar eligiendo tan mal
En materia de hombres 
Soy toda una experta siempre en repetir mis errores
No hay ceguera peor que no querer mirar
Cuando te guardabas el anillo dentro del bolsillo y dejarlo pasar

-Y ahora báncatela macho – le decía Vico- La tenías servida en bandeja, y la cagaste

-Pero no entendés. No es una cosa. Es ella, Rocío- Sí evidentemente, era tema de discusión – Me cortó el rostro re mal, y sin dejarme hablar – se notaba que estaba triste, pero enojado al mismo tiempo-

-Pero ella te dijo que le gustabas. Y a vos te importó un carajo y fuiste y te agarraste a Shenifer – Ah bueh, nombre de… ¡Basta Rocío!- Asique ahora a remarla

-Sí, ya lo sé. Pero ¿Cómo querés que haga si no me registra?-

-No sé. Regálale algo, o llevala a algún lugar.- contestó Victorio - ¿Qué le gusta? – y ya parecía una sesión de terapia, más que un amigo dando un consejo

-Que se yo que le gusta –Ah no, ¿me vas a decir que no sabes nada de mí? Si venias retrocediendo casilleros, ahora tenés que volver a empezar. Y si yo quiero. Por eso no lo dudé e hice mi aparición. Se callaron apenas se abrió la puerta. Fui hasta la heladera, destapé el Gancia, y me serví en un aso. Lo volví a poner en su lugar, y saqué la gaseosa. Sentía los ojos de Pablo, clavados en la nuca; pero ya no me importaba nada. Y Vico que se estaba yendo, sigilosamente –tenía puestos todos mis sentidos- . Me di vuelta, y quedó a mitad de camino. Abrí la puerta y me fui.

No es que me quiera hacer a dura. Si no que debo, hacerme la dura. No puedo dejar pisotearme así, por un pibe que no vale la pena, que no me merece. Y por más que ahora este arrepentido, como él dice; lo hecho, hecho está. Y va a tener que remar mucho, demasiado diría; si quiere que al menos escuche lo que tiene para decirme. Te pueden hacer sufrir una, dos, tres veces; en la cuarta sos vos la que tiene que hacer sufrir al otro. Para que sepa lo que se siente, si es que siente algo.

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