-Hola Lalita – y esa voz, hiso que se me erizara la piel
-¿Qué haces acá? – dije sin darle paso
-Vine a la fiestita de Cande – dijo con una sonrisa irónica, pero mi cara seguía igual de seria. Lo empuje, quedando los dos en la vereda.
-¿¡Te podés ir Gastón!?- Sí, no podía creer que ese pibe estuviera ahí.
-Bueh. Tranquila chiquita- y me tomaba fuertemente del brazo –
-Soltame- y saqué mi brazo con total fuerza- Andate – volví a echarlo
-No, no me voy sin vos Mariana-
-Dejate de joder – dije, ya estaba asustándome – Voy a llamar a mi hermano, y te va a dejar toda la cara rota; asique tómatela- y sostenía mi brazo en el aire
-Pero no podemos hablar como gente civilizada – y la bondad le agarró de golpe
-¿¡Qué querés!?- dije totalmente sacada
-Quiero que volvamos a estar juntos, como antes – y se acercaba despacio hacia mí
-¡Pero raja de acá!- lo saqué-
-A mí me bajás un cambio –y me empujó contra la pared quedando casi pegado a mí tomándome de las muñecas
-¡Soltame! – está vez fue un grito- Me estás lastimando –
-¡Te dijo que la sueltes!-No entendía como, ni porque motivo estaba Peter ahí, con dos chicos más- ¿Gastón? –Dijo mi novio después de que el rubio girara la cabeza- ¡Soltala enfermo! – y se abalanzó sobre el que me estaba reteniendo, para marcarle unas buenas trompadas en la cara.
-Pará Peter, pará – traté de calmarlo – Dejalo, no vale la pena – y ahora uno de los chicos que vino con él lo separaba
-Voy a volver Lalita – dijo Gastón, mientras se tomaba la cara, con el labio sangrando. Y se fue
-¿Estás bien? –preguntó el rapado, luego de que me tirara en sus brazos
-Sí, sí – dije y algunas lágrimas caían por mi rostro
-Tranquila – dijo y me abrazaba
-¿Vos que hacés acá?- pregunté
-Vine a la fiesta de una amiga de mí hermano- dijo señalando con la cabeza, un rubio de ojos azules – Pará, no me digas que es Candela- que lenteja que es a veces.
-Sí, goma – contestó el hermano – Te lo dije. Hola, Benjamín – dijo saludándome con un beso en la mejilla – Vos debes ser Lali ¿no?
-Sí – contesté-
-Ah bueh... Flor de camión te estás comiendo hermano – y se dirigía a Peter; lo cual le valió un golpe en el brazo- Perdón – contestó
-Todo bien – dije – ¿Vamos entrando?- ya hacía frío
-Si dale – y abrí la puerta.
Le dije a mí cuñado –que raro que suena eso- y al otro chico que no sé cómo se llama, donde estaban todos, mientras con Peter fuimos al baño –no sean mal pensadas, sólo a lavarme la cara-. Salí, y estaba él, ahí con carita de preocupación.
-¿Segura estás bien?-
-Sí, Pitt de verdad- dije mientras me miraba las muñecas, y notaba como estaban enrojecidas -¿De dónde lo conocés?- Porque si había algo que no me cerraba, era que él sabía quién era el rubio.
-Fue compañero mío de la secundaria- y mis ojos se abrieron como el dos de oro- No era mí amigo, pero lo conozco- Ah bueh, lo que me faltaba
-Ah- y no sabía que decirle- Lo que es la vida ¿no?
-Sí, increíble – y nos fuimos para donde estaban todos
En la ronda, las chicas junto a mi hermano, Agus y el hermano de Peter ; tomaban algo.
-Feliz cumpleaños- le dijo Peter a Candela
-Ay viniste- dijo la delgada-¿Viste yo sabía que te ibas a arrepentir?
-Sí, pero de casualidad- contesté
-¿Cómo?- recibí por parte de la cumpleañera
-Es el hermano de Benja- con toda confianza, contesté
-AHHH No te la puedo creer – yo tampoco – ¿Dónde estabas Lalita? Te busqué y no te encontraba por ningún lado
-Después te cuento – no daba arruinarle el cumple a la delgada
Resulta ser que Benjamín, es compañero y amigo de la facultad de mi hermano. Y como la delgada dio luz verde, para invitar a quien quisiéramos, Victorio, se lo tomó al pie de letra. E invitó a amigos de otros lados. Entre ellos, mi cuñado. Que a su vez, recibió órdenes de mi hermano, para llevar compañía, entre ellos Peter. Así como quien no quiere la cosa, terminé pasándola entre amigos, y por supuesto con mi novio. Aunque no daba para andar a los besos, frente a los demás –y menos frente a mi hermano- de vez en cuando, nos escapábamos a la cocina, con alguna excusa; para beber de nuestros labios.
Lo que es la vida. Puede sorprenderte, cambiarte, asustarte, hasta incluso; dejarte sin aire. Las cosas que pasan en la vida son únicas, tanto las malas como las buenas. El amor, el odio, la envidia, la alegría, las emociones en general; se viven a pleno. El día de mañana cuando nos preguntemos a nosotros mismos, si hemos vivido la vida; muchos nos vamos a sorprender con la respuesta. ¿Y para que esperar? ¿Para qué después empezar con los reproches? Hay que vivir el aquí y el ahora. El destino, con todas sus idas y vueltas, nos demuestra que hay que seguir. Porque así es la vida.
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