sábado, 25 de diciembre de 2010

Capítulo 09: Algo contigo

Tapamos nuestras emociones, le ponemos una coraza al corazón. Por miedo a salir lastimadas. Dejamos de fluir esa verdadera naturaleza que tiene el amor, en todas sus formas; ya sea en familia, con amigos, con pareja. Hay que aprender a amar al otro, encontrarse y dejarse llevar

Cuenta Lali

Al dia siguiente

Jueves nueve de la mañana, me levanté. Fui al baño a higienizarme, y bajé a hacerme un café con leche. Mi mamá se estaba por ir al trabajo, y aproveché para avisarle que llegaría un poco más tarde, ya que me juntaba con unas amigas a tomar algo después de la facu – mentira – Lo que pasa es que si le digo que salgo con alguien, siempre se le escapa, y Victorio, con lo celoso que es seguramente no dudaría en ir a buscarme. Lo sé porque no sería la primera vez que lo hace, ya me pasó y flor de papelón pasé. Asique así es más seguro.

Después de tres horas de clase- con recreo de por medio- dio por finalizada. Fui al baño con Cande a retocarme el maquillaje, y se ofreció a llevarme unos apuntes, para que no ande cargada. Uno minutos más tarde bajamos las escaleras. En el hall, la flaca se quedó comprando unas fotocopias que nos habían pedido, dejó un beso sobre mi mejilla, no sin antes desearme suerte. Unos pasos más y ya estaba en la puerta, desde allí puede verlo sentado en las escalinatas, esperándome. Hacía mucho frío, y ya casi era de noche.

-Hola- saludé, y dejé un beso en su cachete- ¿hace mucho que esperabas?- pregunté

-No, hace un rato llegué- me contestó- ¿Dónde querés ir?

- Donde quieras, pero caminemos, porque me congelo- le dije, y sonrió por mi comentario

Comenzamos a caminar por las calles céntricas. Cientos de estudiantes se hacían presentes en esa zona, y no es para menos, pleno cambio de hora/cursada. Caminamos unas cuadras, medio en silencio, ninguno de los se sentía cómodo para hablar, hasta que llegamos un bar; y entramos.

-¿Qué querés tomar?- me dijo una vez sentados

-Un café- respondí mientras dejaba mi abrigo en el respaldo de la silla- ¿vos?

-Lo mismo- y llamó al mozo, e hizo el pedido

-Asique estas estudiando Administración- dije para romper el hielo- ¿esta bueno?

-Sí, que se yo, a mí me gusta. Aparte me es más fácil porque fui a un colegio con modalidad contable- mirá vos pensé - ¿Y vos que estás estudiando?

-Vestuario e Imagen- me miró con cara de sorpresa- ¿Qué no me tenés como una futura asesora en imagen?

-No, no. Es que no había escuchado hablar de esa carrera- me dijo

- Si es bastante nueva. A mí me gustaba y Cande me terminó de convencer, vamos juntas- dije mientras los cafés llegaban- Esta bueno tener alguien conocido, siempre cursamos juntas asique nos arreglamos re bien- y comencé a agitar el sobrecito de azúcar.

Hacía más de una hora que estábamos hablando, disfrutando de ese momento, las miradas iban y venían; seguidas por las indirectas, y las sonrisas. El bar se iba llenando, y las luces se hacían más tenues. Hasta que en una pequeña tarima, un muchacho al grito de “¡Maestro!”, se dispuso a cantar la canción que se proyectaba en un plasma frente a él. Era un canto bar. Y nosotros ni enterados. La verdad que ni escuché si canto mal o bien, estaba perdida en los ojos de Peter.

No me acuerdo como, pero salió el tema de los gustos. Le dije que una de las cosas que más me gusta además de lo que es mi carrera, es cantar. No me considero un persona que canta súper bien, pero tampoco que rompo los vidrios.

-Cuanto te apuesto que a mí me aplauden más que a vos- me desafió el del lunar

-Bueno ¿querés apostar? Apostemos – y no me iba a achicar

-¿Qué querés apostar?- me dijo con cara de seductor

-Dejame pensar- y me hacía la que pensaba- ¡Ya sé! El que pierde paga cine, pochoclos y gaseosa- dije con voz sobradora y enumerando con mis dedos- ¿Qué decís?- y me estiró la mano sellando la apuesta.

Terminó de cantar el que estaba, y Peter se acercó al que pasaba la música, le dijo algo al oído (seguramente el nombre de la canción), agarró el micrófono; y comenzó a cantar.

¿Hace falta que te diga que me muero por

tener algo contigo?. ¿Es que no te has dado

cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo?.

Bienvenidos señores a la noche de las indirectas. Si ya me tenía derretida, me terminé de achicharrar. No solo es lindo, fachero, con humor, con una sonrisa perfecta, sino que además ¡canta bien! ¡No, díganme que estoy soñando!

Ya no puedo acercarme a tu boca, sin deseártela

de una manera loca. Necesito controlar tu vida,

saber quién te besa y quién te abriga.

Listo. Morí. La atmósfera que había en ese momento, el intercambio de miradas, de sonrisas, de atracción; se notaba a cien cuadras.

Ya me quedan muy pocos caminos,

aunque pueda parecerte un desatino,

no quisiera yo morirme sin tener, algo contigo.

La canción terminó y nos quedamos mirándonos por unos instantes. La verdad que no sé si lo aplaudieron o no. Solo importábamos él y yo. Me hizo seña para que suba, a lo que me levanté de la silla, y me dirigí a la tarima. Me entregó el micrófono, y se fue a sentar. Le dije mí tema, al DJ. Y la música comenzó a sonar.

Muchas veces nos pasa que tenemos miedo al qué dirán, más si se trata de los temas del corazón. Cuando sentimos algo por alguien, más que una amistad, más que una simple afinidad, más que amor. Cuando sentimos que tenemos el corazón vacío si no estamos con esa persona ¿Por qué no jugársela? ¿Por qué guardarlo en una cajita de cristal, cuando se puede estallar de alegría? ¿Por qué no '' hacer una locura '' por amor? ¿Por qué estar vacíos, cuando podemos no estarlo?

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