miércoles, 29 de diciembre de 2010

Capítulo 012: Disfrutar el presente

La vida, como todo, tiene su lado bueno y su lado malo; solo que, está en cada uno ver más allá de eso, más allá de lo que sucede, está en cada uno, vivir la vida.

Entré a mí casa, y mi mamá junto con Victorio estaban en la cocina. Hacía un largo rato que habían terminado de cenar, y estaban mirando el resumen de un partido de fútbol, con mi hermano en primera fila. Saludé y me senté junto a mi brother-siempre Candela pegándome palabras en otro idioma- . La mujer de la casa, me preguntó si quería comer algo; a lo que respondí negativamente, la verdad no tenía hambre, ya había comido bastante (no sé si me explico).

-¿Cómo te fue hija?- y ya estaba mi madre preguntando en la cabecera de la mesa

-Todo bien- mientras me servía agua en un vaso- nos juntamos con las chicas a tomar algo

-¿Y porque tanto olor a perfume masculino?- saltó mi hermano, en plena conversación madre-hija

-Nada que ver Vic - mientras me olía la ropa- debe ser olor a cigarrillo – mentira (léase: Yo no fumo, pero en esos ambientes cerrados siempre hay alguien que fuma y te impregna la ropa)

-Te digo que tenés olor a perfume Mariana– Si, para discutir él es el número uno –

-Y yo te digo que no- dije sin achicarme

-Bueno basta ché, están grandes- dijo una voz femenina. A lo que le saqué la lengua a mi hermano, como nena peleadora de tres años. Mamá, cazó al toqué mi jugada.- Los dejo, me voy a dormir que mañana me tengo que levantar temprano- dijo, mientras depositaba un beso en nuestras mejillas.

-Si yo también- y me levanté de la silla – Chau, Gruñón (Léase: uno de los siete enanitos de Blancanieves) – le dije a mi hermano mientras alborotaba sus pelos de manera divertida

-Si hacete la viva, vos- me dijo por lo bajito. Pero lo escuché igual. No tenía ganas de pelear, asique oídos sordos, y subí las escaleras, para llegar a mi cuarto.

Cuando pasé por la pieza de mi mamá (Léase: está primero la habitación de mi hermano, luego la de mi madre, y por último la mía; enfrentada al baño), me gritó un “Mañana me contás todo ¿eh?” . A lo que no tenía sentido contradecir o negar, ya que no tiene un pelo de tonta; y como dije antes cazó al toque mi jugada.Dejé las cosas sobre la silla de la computadora, me saqué la botas. Busqué mi pijama dentro del ropero, junto con mí ropa interior, y fui al baño; me higienicé, y abrí la ducha, para darme un baño calentito. Unos minutos más tarde, me sequé, me lavé los dientes, y volví a mi cuarto. Busqué mi celular dentro de mi cartera – si es que a eso se le puede llamar cartera; por lo desordenada, digo- Y me habían llegado tres mensajes de Candela. Ya metida en la cama, tecleaba las letras para contestarle.

Mensaje de Cande (1): Y morci como va el asunto, ya te lo comiste???

Mensaje de Cande (2): Dale perna respondeme

Mensaje de Cande (3): Me mata la espera, best. Cuando termines contesta!!

Y la flaqui no podía con su genio. Siempre estaba ahí, al pie del cañón, para tenderme una mano cuando más la necesite.

Mensaje de Lali: Best! Recién leí los mensajes, mañana en la facu te cuento si? Besooo

Unos minutos después…

Mensaje de Cande: AAHHHHH Te lo comiste morci, viste yo te dije!! Ese chico, es un buen partido, por fin te diste cuenta querida! Bueno mañana me contas todooo, kisses

Mensaje de Lali: Y quien te dijo que me lo comí?

Mensaje de Cande: Nadie. Pero si no hubiese pasado nada, ya me lo hubieras dicho:)

Como me conoce esta chica, dios. Desde siempre, en ella encontré ese alguien compinche y divertida, que te saca una sonrisa hasta en las peores situaciones. Sensible, pero que nunca deja ver un hilito de fragilidad. Me entiende como pocas. Sin decirle una palabra, sabe lo que me pasa, sabe si voy a embocar a alguno o si necesito estar sola. Tiene siempre la palabra justa, y nunca dice nada para quedar bien; muchas veces no te dice eso que querés escuchar, pero le da en la tecla; en todo momento está primero el corazón, la amistad.

Mensaje de Lali: Bueno, mejor te cuento mañana. Besoo

Puse la alarma, para levantarme a la mañana siguiente; y dejé el teléfono sobre la mesita de luz. Apagué la luz y dejé la música en el mínimo. Me encanta dormirme escuchando música, siempre hago eso cuando estoy contenta. Y que mejor motivo de alegría que haber salido con ese chico, el del lunar, un caño como pocos. Ese flaco, por el que dos días atrás no daba ni dos pesos, hoy me parte la cabeza. Y es raro que yo admita una cosa así con lo orgullosa que soy, pero es así. Desde que lo conocí, cosas distintas comenzaron a pasar en mí vida, pero esperen. No digo que estoy enamorada, ni nada por el estilo. Salí una vez con el pibe, y no me quiero hacer ilusiones. Porque así como me ven, chiquita y peleadora, aunque me cuesta admitirlo, soy una persona que se hace ilusiones fácilmente; y más cuando del corazón se trata. Asique todavía no cantemos victoria, que faltan muchas peleas por delante. Esta ha sido una salida hermosa y divertida. No pienso tanto en el futuro, si no que disfruto el presente, el ahora.

La vida puede cambiarte en tan solo un segundo; tanto como bien como para mal. Vivimos pensando el que será, sin darnos cuenta que el hoy se está yendo. Pensamos que, tal vez, estamos rodeados de cosas malas, injustas; pero cuando las buenas suceden no nos damos cuenta, están ahí en frente nuestro y no podemos verlas. Las cosas buenas de la vida están en los pequeños gestos; un abrazo, una sonrisa, una caricia, un 'te amo', que pueden cambiarte la visión del mundo. Son esas pequeñas cosas las que nos hacen felices, y no las vemos. Las sentimos. Siempre creemos que lo mejor está por venir, y nos sentamos a esperar que llegue; sin caer en la cuenta de que está pasando como una película frente a nuestros ojos. No disfrutamos la vida como deberíamos, siempre pendientes de obligaciones o sobre responsabilidades, que no está mal, pero que no nos deja vivir como correspondería. Estamos subidos a una calesita, la más linda de todas; nuestra vida. Y viene el dueño, y nos trae la sortija. Hace movimientos con las manos, y no podemos agarrarla. Una vuelta, dos, hasta que en la tercera; tenemos el premio entre nuestras manos

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