jueves, 30 de diciembre de 2010

Capitulo 013: Solo chicas I

Hay que luchar, venga lo que venga. Jugársela. Por más que como resultado haya una aceptación o un rechazo. Hay que escribir nuestra vida, a nuestra manera; sin miedo a nada, ni a nadie. Hay que desempolvar la armadura, y salir a dar batalla; pelear por lo que verdaderamente queremos. Y estar orgullosos de nosotros, por que pudimos, contra viento y marea; pudimos. Porque de nosotros depende el camino que querramos darle a nuestras vidas. De nosotros depende, vivirla.

A la mañana siguiente, el despertador sonó, y no tuve otra que levantarme. Fui al baño, me higienicé, y en pijama, bajé a desayunar (no hay nada más lindo que desayunar en pijama y pantuflas). Puse la pava para hacerme un café, mientras buscaba alguna que otra galletita, estaba antojada por algo dulce. Perdido en la alacena, encontré un paquete de surtidas; y ya estaba sentada en la mesa con mi taza y mis masitas. Puse la radio, y una de mis canciones favoritas estaba sonando.

Parece que mi cámara lenta ya perdió la cuenta,

y no está contenta,

mi muñeco vudú, se perdió en la tormenta,

con mil alfileres clavados

en mi corazón en venta,

que nadie viene a comprarlo.

Hipnotizada por la música, comencé a cantar, recordando lo que había vivido ayer. Pensar que hacía un par de días, creía que todo estaba perdido, que ya nadie se fijaría en mí, y que por más que luchara, la batalla ya estaba perdida. Pero, como son las cosas del destino, un vez que te das por vencido, ahí te manda algo – o alguien- que te hace reflexionar y creer que no todo tiene que tirarse por la borda, que siempre queda un rayito de esperanza, y que nada está dicho aún.

Se dice de mí que nunca vuelvo

y siempre me estoy yendo a ningún lugar,

que tengo que parar de navegar, ya me di cuenta,

me lo dijo mi corazón en venta,

feliz Navidad sangrienta

te desea mi corazón en venta.

Tildada me había quedado, y la mano de mamá que se balanceaba frente a mis ojos.

-Hey , ¿qué te pasa a vos que esas tan contenta?- dijo mientras dejaba un beso en mi frente

-No nada, ¿por?- Y mojaba una galletita en mí café

-Ah, ¿no? Te conozco como si fueras mí hija – ironía a flor de piel- Y te voy a dar mis razones. Primero: Me tenés que contar con quien fuiste a tomar algo, porque esa de las amigas, déjasela a tu hermano. Segundo: siempre que te levantas temprano, el humor no te acompaña, y que estés cantando a estas horas, quiere decir que algo pasa. -dijo apoyada sobre la mesada- Y tercero…

-Tercero, llego tarde; me voy a cambiar- interrumpí, mientras me levantaba de la silla, le sacaba la lengua

-¡Dos veces te me escapas, tres no!-gritó desde la cocina, de manera divertida; y si de chismes se trata mi mamá es la primera en querer saber.

Mi corazón en venta,

dicen que se revienta.

Qué versión violenta,

la que se cuenta por ahí.

Subí a mi cuarto, me cambié, puse algunos apuntes en el bolso –los demás los tenía Cande- ; partí hacia la facultad. Nos encontramos con la flaquita en la puerta, y subíamos las escaleras, al mismo tiempo que me hacía una montaña de preguntas, acerca de lo que había pasado con la salida. Era temprano, por lo que tuvimos que esperar a que llegara la profesora, tiempo que aproveché para contarle todos los detalles a mi amiga. Después de una hora y media de clases, en recreo llegó, fuimos al kiosco a comprar algo para comer. La clase retomó, y a los cinco minutos me llega un mensaje.

Mensaje de Rochi: Hoy juntada en mi casa. Nada de hombres, solo chicas. Besoo

Le pregunté a Cande si sabía algo, y me dijo que no. Pero a ella también le había llegado el mismo mensaje.

Mensaje de Lali: Ok a qué hora??

Mensaje de Rochi: Tipo ocho, tráiganse ropa así se quedan a dormir J

Mensaje de Lali: Ahí estaremos. Besoo

Al medio día la cursada terminó, y por suerte no había mucho que estudiar. Volví a mi casa, no sin antes arreglar con Cande, para ir a lo de la rubia.

Llegué a mí casa, dejé mi bolso y mi campera sobre el sillón, y me dirigí a la cocina. ¿Y a que no saben con que me encontré? Estaba mi hermano, y en compañía de Euge. Pero no es que estaban hablando, así no más. Estaban separados por unos pocos centímetros. Me quedé mirando por unos instantes, haber que hacían, y de mala que soy interrumpí.

-Hola- dije después de aclararme la garganta- ¿Cómo andan?- Y los dos me estaban comiendo con la mirada, sobretodo mi hermano - ¿Todo bien? – me acercaba a ellos para saludarlos.

-Todo bien amiga, te vine a ver, porque desde que llegué que no nos vimos más. Y ya te extrañaba – me dijo con una sonrisa

- Si ya veo. Y como no llegué, encontraste una compañía mejor- dije por lo bajito

-¿Qué petiza? – Mi hermano y su súper oído

-No, que tiene razón desde tu fiesta que no nos vemos- dije- ¿Ya comieron?- proseguí (me refiero a la comida, no sean mal pensadas ché)

-No te estábamos esperando- y el hombre de la casa no iba a cocinar

-Bueno, sacá las milanesas mientras, me voy a cambiar- le indiqué. Necesitaba estar más cómoda- Ahora vengo

Cuenta Victorio

Estaba mirando un partido de futbol, y en eso tocan el timbre. Era Eugenia. Había venido a ver a Lali, pero mi hermana estaba cursando, asique la hice pasar para que la esperara; nos llevamos bien y no tuvo problema en quedarse. Le ofrecí algo de tomar, y aceptó. Le dije que me cuente sobre su viaje, ya que si en mí cumpleaños le pregunté, no me acuerdo. Comenzó a contarme como era su vida halla, pero sinceramente no la escuché. No me había percatado de lo buena que se había puesto en este tiempo. Siempre fue linda, pero se ve que el exterior le sienta muy bien. Rubia y de ojos verdes, como para no entrarle “Para Vico, puede ser tu hermana ché” . Pero no lo es, y ¡qué suerte que no es! Cuando ella estaba acá, y compartíamos bastante tiempo juntos (Ya que al ser amiga de Mariana venia seguido a casa; encima fuimos al mismo colegio, en fin nos conocíamos bien), siempre estaban las indirectas, pero como amigos, en joda. Y ahora que estaba hecha una mujer, que no se me pasó por la cabeza ” Para un poco, zarpado” Bue… las miradas empezaron de mi parte, pero ojo que la rubia no tiene un pelo de tonta; y en seguida me cambió de rumbo. Pero yo pirata con titulo, no me iba a rendir fácilmente. Asique la laburé un rato, y cuando estaba a punto caramelo… parece mi hermanita del alma (¿no podría haber llegado en otro momento no? No) para interrumpir. Nos saludó y se fue a cambiar. Pero como el ambiente ya no daba, me resigné. Esta vez se la deje pasar, la próxima no se me escapa.

Cuenta Lali

Almorzábamos, unas milanesas con ensalada, los tres en silencio. Se ve que ya habían hablado demasiado antes que yo llegara, de modo que la situación era bastante incómoda y graciosa al mismo tiempo. ¡Si ustedes hubieran visto las caritas de estos dos! No sin palabras.

-Rochi me mandó un mensaje, que nos juntábamos hoy en su casa – dijo la rubia rompiendo el silencio

-Si a mí también, tengo que pasar a buscar a Cande - dije, después de beber de mi vaso

-A las ocho me dijo, asique tengo que ir a casa a cambiarme-

-¿No sabes quienes más van?-dije mientras cortaba mi comida

-No, no me dijo nada-

-¿Qué sale fiesta en lo de la tumbera hoy? –dijo Victorio refregándose las manos. Siempre colgado él

-No ¡solo chicas! – respondimos las dos al unísono, y a risa se apodero de nosotras

¿Por qué ocultamos el amor? No lo sé, pero hacemos. Tapamos nuestras emociones, como quién le pone la tapa a un frasco de galletitas. Escondemos eso que nos pasa, como si estuviera mal, como si nos avergonzara sentir. No nos permitimos expresarnos, no queremos que salga. Tenemos miedo de que ese amor, no sea correspondido; y lo callamos. Nos engañamos a nosotros mismos. No dejamos volar ese amor que sentirnos, preferimos enmudecer, que gritarlo a los cuatros vientos. ¿Por qué? No lo sé. Nos vivimos culpando por habernos enamorado de ese amor que no nos corresponde, y no podemos ver lo valioso que eso significa. Lo valioso de haber encontrado el amor, que es lo más puro y sincero de la vida, por más que sea con la persona incorrecta. No nos damos cuenta del tiempo que perdemos por reproches a nosotros mismos, que no tienen sentido. Buscamos excusas, para tapar ese amor, para salir de él. No queremos que nos lastimen... pero muchas veces nos lastimamos nosotros mismos, por creer que es lo correcto.

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