miércoles, 16 de marzo de 2011

Capitulo 066: Viva

Vivir para una misma, para los demás. Con esperanza, con libertad. Vivir la vida, vivir a pleno. Sentir, crecer, amar, morir. Vivir viviendo, vivir sintiendo.

Ya todos estábamos al tanto de la enfermedad de Raúl, el papá de Agus. En unos días, partiría para Venezuela, por tiempo indeterminado. La verdad, que desde que nos enteramos, no todo era igual. Más allá que el cachetón, no era el enfermo, no tenía esa energía que lo caracterizaba; estaba como apagado. Y no era para menos. Tratamos de darle ánimos, que piense en otras cosas, que se distraiga; pero ni Candela puede sacarle una sonrisa. Me da mucha pena verlo así, él siempre tan fuerte, y ahora no pudiéndose mantenerse en pie. Estamos muy esperanzados con que funcione el tratamiento, y que pueda volver lo antes posible.

Las cosas con Peter iban más que bien. Hablamos todos los días, y nos vemos día por medio. Lo que pasa es que con la facultad, el trabajo, y los exámenes; estamos tapados de cosas. Pero aprovechamos ese sábado libre, para vernos. Que mejor que unos mates, en plena reserva de la Costanera. Después del almuerzo, me pasó a buscar. Hacia un par de días que había sacado el registro y ya andaba en auto –de su papá- para todos lados. Al oír la bocina, caí en la cuenta que había llegado. Acomodé las cosas en el bolso –léase: termo, mate, azucarera, yerbera, y todo lo necesario-. Sonó el timbre, y ya estaba dentro de mi casa, saludándome con un cálido beso. Tenían que verlo. Remera manga corta, blanca, con unos capris de jean, y esos lentes estilo aviador que me derriten por completo; pero sobretodo con esa sonrisa que me vuelve loca.

Si mi casa queda lejos, cuídame
necesito de tus ojos para ver
si los pájaros me ayudan a volar
el reflejo de tu luz me alumbrara


-Hola, mi amor ¿Cómo estás?- pregunté cerrando la puerta
-Todo bien, ¿vos?- y esperaba para avanzar juntos
-Todo bien ¿pasas? Me faltan poner un par de cosas en el bolso- Y cuando no Lalita, llevando mil cosas que después nunca usas
-Hola- saludó a mi mamá, que estaba en la cocina mirando una peli romántica como le gustan a ella
-Hola Peter – tenían la mejor onda, sin dudas- ¿Todo bien?
-Todo bien- dijo tomando asiento ya que mi mamá le había corrido la silla para que se siente- ¿Vos? – porque mi vieja es moderna, nada de ‘usted’
-Todo bien- y bajaba el volumen del televisor – Asique van a pasar el día a la Costanera
-Sí, ma – ya le había dicho, pero siempre necesita asegurarse-
-Sí, hay que aprovechar el día – dijo mi novio; y tenía razón. Los primeros días de Octubre, nos sorprendían con días esplendidos, llenos de sol y buena energía
-Bueno ya estoy – dije dando el okey a mi novio, para ir saliendo-
-Bueno ¿vamos?- preguntó
-Dale- y saludaba a mi madre con un beso en la mejilla- nos vemos, ma
-Chau, cuídense- Y así, partíamos a disfrutar nuestra tarde.

Después de unos cuarenta minutos, llegamos. Bajamos y en el camino habíamos arreglado, dar una vuelta, caminar, y después sí tomar unos mates. Con el bolso a su cargo –ya que no se puede entrar y volver a salir-, comenzamos el paseo. Nunca había ido a una reserva natural. Pude observar una gran variedad de árboles, hierbas y arbustos; que en esta época del año; estaban en plena armonía.

Si en el cielo tus señales hallare
no hay manera de perderme esta vez
si las pruebas que me esperan, me hacen mal
en tus manos, las heridas cerrarán


Caminábamos, respirando ese aire puro, tomados de la mano. Y a pedido de mi novio, tomábamos asiento sobre el césped, verde; para disfrutar de la mateada.

-Nunca había venido- le comenté, mientras sacaba las cosas de adentro del bolso negro- Esta re lindo – y no mentía
-Sabia que te iba a gustar- dijo agrandado, y me robó un beso-
-Vos me gustás- y ahora era yo la que le robaba un beso- Te amo
-Yo más linda- y ahora sí, definitivamente me llevarían presa. Por robarle tantos besos, digo.

Termo, mate y galletitas; la compañía perfecta para una buena tarde al aire libre y con el bombonazo de mí novio ¿Qué más se puede pedir?

-Para mí tendrías que hacer una joda- dijo el de ojos verdes. Estábamos hablando de mi cumpleaños, ya que dentro de pocos días llegaría, y cumpliría diecinueve.
-¿Te parece?- dije mientras le cebaba un mate dulce – No da gordo
-¿Por?- cuestionó
-Por lo de Agus- y sí, a todos no ponía mal- Se está por ir porque el padre está enfermo, y ¿yo haciendo una fiesta? No, no me parece
-Con más razón. Él se va en unos días, ¿qué mejor que una buena despedida bien pum para arriba?- y tomaba una galletita rellena de adentro del paquete, la verdad que viéndolo de ese modo no era tan descabellado –
-¿Te parece?- volví a preguntar- Tendría que hablarlo con él, haber si se copa
-Entonces tenemos fiesta para tu cumpleaños – como lo conocía – Si querés yo te animo la fiestita –dijo mientras me guiñaba un ojo con esa sonrisa compradora
-¿A sí? Anda a saber cuántas fiestitas habrás animado vos – dije haciéndome la ofendida, no duré ni dos segundos que ya estaba viviendo en sus labios-

Estoy viva, y hoy elijo caminar
estoy viva, y tu luz mi guiara
porque estoy viva y solo debo despertar
estoy viva para amarte una vez mas

Y así mirando la naturaleza, lo verde, respirando aire puro; alejados de cualquier bullicio, de cualquier problema. Juntos. Viviendo esos momentos únicos, sin celos, sin peleas, sin temores. Amándonos, sintiéndonos, besándonos. Cuando estoy con él, me siento plena, única, estoy viva. Siento que todo tiene sentido, que todo puede ser posible. El me da la fuerza que necesito, para sentirme bien, para seguir adelante, para no caer. Me sabe acompañar, me sabe escuchar, me sabe decir siempre la palabra justa, eso hace que yo lo elija.

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