miércoles, 23 de febrero de 2011

Capitulo 061: Mañanas de septiembre

La noche había terminado, y la disfrutamos muchísimo. Reunidas en casa, con ropa más cómoda, nos encontrábamos mi cocina. Los chicos, se encargaron de traernos, y se fueron para lo del cachetón me parece.

Las mañanas de septiembre son distintas a las del resto del año. El color de las flores, o el olor a tierra mojada, se siente. Cuando mucha gente se levanta, muchas más son las que se acuestan. Por más que después de una noche de amigos y salida que te estés muriendo de sueño, no podes dejar de chumear un rato. Asique agua caliente, mate y azúcar para nosotras; y café para la delgada.

-Gorda tomate esto – y le dí a Candela una buena taza de café negro y sin azúcar. La pobre no estaba acostumbrada a tomar, y convengamos que no estaba en sus mejores cabales- Te va a hacer bien

-Gracias morci- y se tomaba la cabeza- ¡Esto es un asco morcilla!- Al borde de escupirlo. Y si, no es muy rico que digamos; pero que te hace bien seguro- Tómatelo vos – y casi tira toda la taza al diablo

-Mira chiquita la que se tomó hasta el agua de los patos fuiste vos ¿está?- y Rocío, que siempre era la mamá del grupo – Asique calladita la boca, se lo toma- y volvió a colocar la taza amarilla, frente a ella.

-Bueno mami – burló la delgada- Che… ya que estamos todas ¿Por qué no nos contás a dónde fuiste con Pablito?- y le guiñaba un ojo en señal de complicidad

-¿Yo?- y la rubia que se hacia la desentendida – A ningún lado- y tomaba el mate que yo misma le había dado –

-Dale Ro, sabés que no te vamos a decir nada. Queremos saber- incentivó la pelicorta; y como siempre se desmaquillaba antes de dormir

-Bueno, chapamos – y me atoré con una galletita

-¿¡Qué!?- dijimos Eugenia y yo. En el último tiempo, pensé que nunca iba a dar el brazo a torcer

-Vieron que les dije – y la flaca lo había adelantado en l baño del boliche – ¿Y qué más? –

-Nada de lo que en tu mente podrida está pensando – se atajó la rubia –

Flash back Rocío

-Te traje acá, porque quería hablar con vos- dijo el morocho- acá fue donde vos me viste con esa chica, donde de alguna manera te engañé, te hice sufrir- como le gusta traer el pasado al presente- Y es acá, donde quiero redimirme- no tuve tiempo a reaccionar. Estábamos besándonos.

-Pablo mira…-

-Shhh- dijo interrumpiendo – No te voy a pedir que me perdones, sólo que me dejes quererte- No pude responderle ya que una vez más nuestro labios estaban unidos

-AAAAAAA- y la delgada no perdía oportunidad - ¿Volvieron?

-Si nunca fuimos nada ¿Cómo querés que volvamos?- tenía razón la pelilarga –

-Pero hay algo ahí ¿o no?- interrogué, al mismo tiempo que Eugenia me devolvía el mate

-Sí, pero no me voy a regalar como la otra vez – dijo con seguridad- Tampoco me voy a hacer la histérica

-Está bien – la alenté – Pero no lo dejes pasar – alarmé- Se ve que está arrepentido, y quiere reconquistarte- sonreí

-Igual viste que el que te mete los cuernos una vez, lo hace dos tres… - y la flaca que metía la pata hasta el fondo- Si, si ya me callo

-No le hagas caso – dije

-Tiene razón igual – afirmó Rochi – Yo eso lo sé, y por eso quiero estar segura de que no va a volver a pasar

-Y ¿vos qué onda con el rapado?- preguntó la pelicorta, que ya había terminado de sacarse el maquillaje

-Todo bien. Un tierno – afirmé – Me dijo que la próxima salimos nosotros solos – contenta al mango –

-Ese chico es para vos, nunca me equivoqué – esbozó Rocio – Desde el primer día que era un buen partido – y tenía razón

-Te conviene más armarle parejas a los demás que a vos – dijo la delgada; yéndose al pasto – perdón es el café – y echale la culpa nomás

-¿Para cuando el bonito? – interrogué a Eugenia

-Jodeme que estás con el bombo – grito la flaquita, sin dudas la resaca le dura

-No tarada – y le valió un reto – Se refiere a Nicolás

-No sé dijo que iba a venir, pero nunca más volvió a llamar – dijo preocupada

-Tampoco te vi tan afligida en el boliche – sorprendió la escuálida- Si no me mires con esa car, está bien que estaba un poco tomaba, pero no soy ciega.

-¿Qué decís?- ahora preguntaba yo

-Que la vi chapándose a alguien – confirmó- No sé a quien

-¿Qué tiene?- se defendió la rubia, cuando vio dos pares de ojos posados frente a ella – Ay chicas como si él fuera un santo. Tengo que recordarles que no es mi novio. Y estaba necesitada de cariño, ché – dijo como si nada – Igual esperen. Fueron un par de besos

-¿Un par? Si le estabas haciendo un testeo de saliva – escupió Candela, al mismo tiempo que recibía un golpe en el brazo. Y una vez más estallábamos en risas.

Mate va mate viene. Nos agarró sueño. Candela con sus quejas de que el café estaba horrible, pero se lo tomó. Después no pudo pegar un ojo. Pero estaba sobria, y eso es lo importante. Al mediodía siguiente, nos despertamos, almorzamos algo rápido, y cada una se fue a su casa.

lunes, 21 de febrero de 2011

Capitulo 060: Besos de amor

La delgada necesitaba ir al baño –se ve que el daiquiri hizo efecto- por lo que, después de besar a su novio, Euge y yo la acompañamos. Los baños quedaban al otro lado, de donde nos encontrábamos, por lo que tardamos en llegar. Después de empujones y pisadas, llegamos. De Rocío, ni noticias.

-Che… ¿Dónde estará Ro?- preguntó la rubia, mientras re acomodaba el pelo, mirándose al espejo

-Seguro que esta con Pablo – dije, al mismo tiempo que me descalzaba de mis suecos

-Para mí que están re chapando, por ahí- comentó la flaqui, terminando de higienizarse- O capaz que se re fueron, a… - y nos guiñó un ojo. Sin dudas el cachetón la estaba llevando por mal camino

-¿Qué decís Candela?- la reté- Rochi no es así. Mínimo hubiese avisado

-Me parece que va a haber que hablar con el cache, porque te está llevando para cualquier lado – me sacó la palabra de la boca, la oxigenada

-Che, no seas mala- de defendió la escuálida – Es un dulce él – y quedó medio boba, de solo pensar

-El que es un dulce, es el pela – dije – Me mandó unos mensajes re lindos – emocionadísima al cubo –

-¿Y qué estás haciendo acá?- preguntó la rubia, sin dejarme contestar- ¡Anda, mujer!- y prácticamente me echó del baño.

Ay niña ven que te quiero dar un beso,
me gustas mucho pero tienen celos,
es que te digo de esta forma lo que siento,
hoy a ti te bajo el cielo..

La verdad que mi amiga tenía razón. Había que disfrutar un poquito, y más con Pedrito. No lo dudé, y fui para la barra.

-Hola hermosa – saludó- ¿Qué andas haciendo por acá?

-Te extrañaba – confesé- Y aparte porque necesito algo- jugué

-¿Sí? ¿Y que necesita la novia más linda?- dijo él del otro lado de la barra

-Viste que vos me dijiste que si necesitaba algo, viniera- asintió

-Sí, dije eso-

-Bueno lo que yo necesito…- y me puse en puntitas de pie para pasar mi torso sobre aquella madera- Es un beso tuyo- dije a su oído. Y no lo pensó, ya estábamos uniendo nuestros labios, sin que nada nos importara. –MMM… bueno, bueno – ya se ponía pesado el asunto. No porque me molestara, al contrario. Sino porque él, estaba en su trabajo, y cualquiera podría hacer lio por estar besándose, en ese lugar. –

-Yo te dije que no me hagas tentar – y me acariciaba la cara – Pero viniste igual

-Bueno, si tanto te molesta me voy – me hice la ofendida –

-No no, es más te voy a preparar algo para tomar ¿querés? –sonrió compradoramente. Asentí. Y nuevamente, mis labios ya no eran míos; sino de él.

Me gustas todo el dia hasta tu caminar,
me gusta todo de ti, me gusta tu mirar,
dame un beso ya, que ya no puedo aguantar,
ándale mamita no puedo esperar más.

Cuenta Rocío

Baile va, baile viene. Terminé bailando con Pablo. La verdad es que en este último tiempo había aflojado un poco, ya que él se lo había ganado. No debe ser fácil rema en dulce de leche repostero, pero convengamos que él se lo buscó. La cuestión, que después de las flores que me mandó, los mensajes, y hasta las canciones que me dedicaba por la radio –Sí, me mandaba un mensaje diciéndome que escuche la radio a tal o cual hora que había una sorpresa. Y eran temas con dedicatorias súper románticas. Un dulce- , me sentía un poquito mala o egoísta; si no dejaba aunque sea escuchar lo que tenía para decirme. Igualmente con el te amo, que me dijo en la puerta de mi casa; había avanzado varios casilleros.

Nos apartamos de los chicos, y nos fuimos a sentar en los sillones, que había en el boliche. Estaba un poco menos ruidoso, y se ve que tenía algo para decirme.

-Te traje acá, porque quería hablar con vos- dijo el morocho- acá fue donde vos me viste con esa chica, donde de alguna manera te engañé, te hice sufrir- como le gusta traer el pasado al presente- Y es acá, donde quiero redimirme- no tuve tiempo a reaccionar. Estábamos besándonos. Pero no un beso cualquiera, un buen beso. No se imaginan lo que para mí significa ese beso. No es un chape más, ni al pasar. En ese beso creí todo lo que me había dicho, creía en él, en sus labios. Puede decirse que extrañaba esa boca, sus manos sobre mi nuca, las mías junto a su cintura. Lo extrañaba. Y por más que se haya equivocado, creo que todos merecemos una segunda oportunidad.

Ay nena a mí se me agita el corazón,
cuando yo te canto a ti esta canción,
es que me muero por darte baby un beso..
por recorrer todo tu cuerpo.
Es que no puedo vivir mas sin tu amor,
es que no puedo vivir mas sin tu calor,
ya no puedo mas, me canse de esperar,
vete aquí conmigo que te voy a amar.

Los besos como llegan, se van. Pueden ser cálidos, y que te derritan de solo rozar los labios. Pueden ser fríos, y que no quieras besar. Los besos demuestran todo. Si gustás, si no. Si te despierta algo, o no. Si hay piel, si sentís, si querés. Por un beso te podés enterar de muchas cosas. Un beso te puede llenar de alegría, o de desilusión. De felicidad, o de angustia. Podés querer un beso, y no recibirlo nunca. Podés no desear ese beso, y tener todos los números para ganarlo. Es como jugar a la ruleta. Cuanto más querés que tu número salga, perdés. Es una cuestión de destino, de azar, de suerte. No lo sé. Solo sé, que los mejores besos, son los que dan amor.

domingo, 20 de febrero de 2011

Capitulo 059: Lo mejor del amor

Viernes a la noche: salida con las chicas. Después una semanita de facultad, y trabajo; seguido por el cambio repentino de clima -frio a templado, y de sol a lluvia -. Nada mejor que distenderse con amigos. Decidimos ir a Game Over, el boliche donde trabajaba mi novio.

Ocho y media de la noche, y con las chicas estábamos en casa, arreglándonos para salir. Invitamos a los chicos –Agus, Pablo, Juli, y mi hermano- y no tuvieron problema en prenderse. Es más hasta puede llegar a ir mi cuñado. Ellos se juntaban en la del cachetón, y después nos pasaban a buscar, para ir todos juntos.

Un lindo vestido con pequeñas flores en azul oscuro, y hojitas verdes, fue lo que la delgada, había encontrado para í –digo encontrado, porque en una noche de salida la ropa ya no es tuya, pasa a ser de tus amigas y viceversa-. Ya cambiadas, esperando a los varones, decidimos hacer unos daiquiris, para matar el tiempo. Yo era la encargada predilecta a prepararlos, y no tenía problema. Me zarpé un poco con el ron, lo que provocó, que la delgada, se entonara más rápido de lo normal. Pero nada grave, ella aún sin una gota de alcohol, habla pavadas.

Doce y media, y mi hermano me mandó un mensaje que en quince estaban. La pelicorta, se retocaba el maquillaje, mientras Rochi trataba de alisarse al máximo su cabellera rubia. Cande, sentada en una silla en la cocina, se reía de cualquier cosa, y cantaba las canciones de la tele ¡hasta las propagandas! –Juro que el arroz se hubiese pegado, de tan solo escuchar desafinar a la flaquita- Sin dudas era un caso perdido. Con decirle que bastó para que Eugenia la acomodara de un leve golpe para calmarla; pero no tuvo éxito. Sólo duró unos pocos segundos. Igualmente cabe aclarar que todas tomamos de la misma jarra, solo que a la flaquita al tener poca carne se le sube más rápido la alegría. Por lo que para cuando los chicos llegaron –que no fueron quince, sino treinta- ya estábamos las cuatro más divertidas, pero conscientes.

Después de hacer la fila –por separado, varones por un lado, mujeres por el otro- entramos al boliche. En vano fue mandarle un mensaje a Peter, para avisarle que estaba en la puerta; ya que se tomó un tiempito para venir a saludarnos, y llenarme de besos como sólo él sabe.

-Bueno, bueno largando – mi hermano no iba a perder oportunidad para interrumpir

-Dejalos man. Cuando tengan hijos no te van a pedir permiso para… - y el cachetón no tenía problema de gesticulación

-Para animal- lo retó Eugenia-

-Bueno los dejo- rió incomodo, y dijo aún aferrado a mi cintura- voy a estar en la barra del fondo- señaló la misma- cualquier cosa vayan- y unimos nuestros labios, para que luego se vaya.

Me dices que soy aburrido, que estoy encerrado en mi dolor
que olvide lo q me ha ocurrido, que no le guarde tanto rencor
Me dices q la culpa no tengo, que algo nuevo en tu vida soy
yo sé que tengo tus besos, pero a ella olvidarla no
 
Y el cuarteto se hacía presente en la pista. Benja bailaba con la pelicorta, la parejita feliz –Cande y Agus-
le sacaban lustre a aquel piso, Juli sacó a bailar a una chica, y mi hermano y yo dábamos cátedra. A los
que busqué con la vista y no encontré fueron a Rocío y Pablo. Vaya a saber uno donde estaban.
 
¿Cómo olvidarla?, ¿cómo olvidarla?; si se llevó de mi vida lo mejor
¿Cómo olvidarla?, ¿cómo olvidarla?; si ella ha sido todo mi amor
¿Cómo olvidarla?, ¿cómo olvidarla?: si ha dejado huellas en mi corazón
¿Cómo olvidarla?, ¿cómo olvidarla?; si ella fue lo mejor del amor
 
Mí celular sonó, ya que estaba en mi short de jean, por debajo de mi vestido. 
 

Mensaje de Peter: No me hagas tentar, que estoy en horario de trabajo

Mensaje de Lali: Yo no tiento a nadie, los ojos están para ver

Mensaje de Peter: Y no puedo sacarte los ojos de encima Porque será?

Mensaje de Lali: Será porque soy algo más que una amiga, tu novia, tu amor?

Mensaje de Peter: Sos lo mejor del amor

El amor, como todo, tiene sus pros y sus contras. Estamos todo el tiempo viendo el lado vacío de vaso, sin darnos cuenta de que eso que puede hacernos felices; tal vez esté más cerca de lo que pensamos. Basta con un caprichito del destino, para cerrar todas las puertas que conducen al amor. Creemos que todo está dicho, pero no es así. Somos nosotros los que debemos tener la última palabra. De nosotros depende poder encontrar el amor. A veces tarda más, otras menos; pero siempre llega. Y cuando llega se siente. Se siente en el cuerpo, en la piel, en una sonrisa, en un beso. Estamos pendientes de lo que va a pasar, no vemos los pequeños momentos donde se siente el amor. Preocupados por el tiempo, por a actitudes, por las consecuencias; lo dejamos escapar. Hay que aprender a conocer el amor, sentirlo, pero sin dudas, lo mejor del amor es saber disfrutarlo.

viernes, 18 de febrero de 2011

Capitulo 058: Camila

Lunes al mediodía y una nueva semana que empezaba. Pasé a buscar a Cami, por el jardín. María – la mamá-, días antes de empezar a trabajar o cuidar –me gusta más- a su hija; había puesto al tanto a las maestras del establecimiento. Tienen un alma de docencia esas mujeres, la directora se llama Alicia, y es un amor. La conocí el primer día que fui buscarla, ya que tuve que entregarle todos mis datos. No vaya a ser cosa que cualquiera vaya a buscar a la nena. Había que entrar a buscarla, no salían a la calle por una cuestión de seguridad.

Cartulinas de colores, dibujos, figuras de animales, una estantería llena de lápices de colores, crayones, hojas, plasticola; en fin todo lo necesario para divertirse. Haciendo la fila, para pasar a buscarla, camuflada entre un ir y venir de padres, tíos y abuelos. Un ámbito, que en las últimas me había acostumbrado a pasar. Por fin llegó mí turno, luego de que un señor de uno de los nenes, tomara la campera de su hijo –supongo -.

-Aaaali – y corrió a abrazar mi pierna. Ambas nos habíamos encariñado mucho. Pude notar que se había tomado el trabajo de despeinar su pelo –por debajo de los hombros -, que lucía con dos colitas, bastante desprolijas.

-Hola linda – y la alcé en mis brazos- Gracias – dije luego de que la maestra, Majo, me alcanzara la bolsita cuadrillé roja y blanca

-Chau Sé- y sabía muy bien que era la hora de irse. Dejó un beso en su mejilla, y fuimos a su casa.

Después de cinco cuadras, que separaba el jardín de su hogar; llegamos. En el camino, no paró de contarme todo lo que había hecho durante el día. Jugar con masa, ensuciarse con tempera, y dibujar con crayones; eran sus actividades favoritas. Pero lo que se ganaba el primer lugar, sin dudas, era la lectura de cuentos. En dos días, me hiso leerle, la biblioteca entera que tiene en su cuarto –exagerada me decían-. No le costaba sociabilizarse con la gente, para nada. Era una chiquita muy charlatana, aunque a veces tenía sus días. Como todos. Busqué las llaves en la cartera –Sí tenía las llaves, ya que a esa hora sus papás estaban trabajando. Y como me conocen desde que nací, prácticamente, nos tenemos mucha confianza-, y abrí.

-Haber vení – sentada en su cama, intentaba sacarle el pintor, para ponerle una ropa más cómoda.

-Esa no – dijo en cuanto vio una remera manga larga, con dos corazones en el centro- No me guta – si a los tres años, empezamos con los conflictos de la ropa, no me quiero imaginar a los quince – Eta- había revuelto todo el cajón de ropero, buscando una que tenía dos conejitos rosas

Después de haberla cambiado, pasó por el baño, se higienizó; y luego fuimos a la cocina a prepararle algo para comer. Milanesas de pollo con puré de zapallo, se decidió después de unos diez minutos. Claro, yo pretendía que me diga si la quería de carne o de pollo. Se jugó por la segunda. Media hora después, estaba sentada en la mesa –sí, ya alcanzaba, pero sobre un almohadón- Me pidió de ver la televisión, y no pude negarme. Un canal de dibujitos, la mejor elección, para la enana.

-¿No comes?- preguntó, con la boca sucia de color naranja. Claro, yo ya había almorzado, algo rápido y liviano

-No, ya comí – respondí en frente suyo, mientras la limpiaba con una servilleta – Mañana como con vos ¿querés?

-Sí- contestó –

Después de lavarse la cara, ya que terminó llena de restos de puré, se sentó en el sillón a terminar de ver su programa; mientras yo lavaba las cosas utilizadas. Era la hora en que ella, religiosamente dormía la siesta para recargar energías. Tardó en encontrar el cuento indicado, ya que no conciliaba el sueño sin una lectura previa. Acostada en su cama, mientras yo estaba a cargo de la narración.

-Erase una vez una viuda que vivía con su hijo, Aladino. Un día, un misterioso extranjero ofreció al muchacho una moneda de plata a cambio de un pequeño favor y como eran muy pobres aceptó.- comencé el relato - El extranjero y Aladino se alejaron de la aldea en dirección al bosque, donde este ultimo iba con frecuencia a jugar. Poco tiempo después se detuvieron delante de una estrecha entrada que conducía a una cueva que Aladino nunca antes había visto.

-Ahí taba la lámpara – interrumpió, no lo había escuchado al cuento

-¿Sigo? – pregunté, no sería raro que cambie de cuento

-Sí, sí- y se acomodó más adentro de las sabanas-

-Una vez en el interior, Aladino vio una vieja lámpara de aceite que alumbraba débilmente la cueva. Cuál no sería su sorpresa al descubrir un recinto cubierto de monedas de oro y piedras preciosas. ¡La lámpara! ¡Tráemela inmediatamente!- grito el brujo impaciente.- proseguí, y noté como sus ojitos color miel iban cerrándose - -De acuerdo pero primero déjeme salir -repuso Aladino mientras comenzaba a deslizarse por la abertura.- terminé de leer ya que era en vano seguir; yacía profundamente dormida sobre su cama.

Qué lindo volver a ser niños. Tener esa inocencia, que vamos perdiendo con el tiempo. Y que por más que muchos traten de buscarla, de comprarla; la perdieron. Tener ese niño interno, que quiere salir a jugar, pintar con temperas de colores, pintar con crayones. Respirar niñez, despegar tu cabeza de este mundo en el que nos toca vivir. No tener que andar preocupándote por tus deberes, no tener responsabilidades, no quemar etapas. No tener desencuentros amoroso, peleas con amigos, discusiones con mamá. Que te lean cuento, que te canten canciones, que te den el beso de las buenas noches. Son cosas tan importantes, cuando sos chico. Que cuando creces no te das cuenta que se van perdiendo. ¿A quién no lo gustaría volver a tener tres años, por tan sólo un ratito?

jueves, 17 de febrero de 2011

Capitulo 057: Septiembre

Cuatro semanas después…

Varios días habían pasado de aquella charla con la rubia pelilarga. Noticias concretas sobre su relación con Pablo, no había. Pero por lo que pude hablar en estos últimos días, se estuvieron viendo; pero todavía Rocío no da el brazo a torcer. Parece ser que el morocho le había hecho llegar un lindo ramo de fresias, las flores preferidas de mi amiga; con una tarjeta que decía ‘Te voy a enamorar’. Para comérselo.

El cachetón y la delgada, formalizaron. Sí así de una. No quieren perder el tiempo, parece. Hablando en serio se los ve muy bien juntos. Yo al principio no le daba ni dos días –no mentira- conociendo a la flaca lo debe estar volviendo loco al cache –como le apodó ella. Con decirles que ya ocupan su tiempo juntos. Quiero decir que no hay mucha salida con amigos, si no en pareja.

Eugenia esta medidísima en su curso de fotografía. Creo, que por un largo tiempo se va a quedar en Argentina. Se la pasa mandando foto por mail, y nos dijo que próximamente, debía hacer un trabajo con modelos a su elección, y que estábamos –las chicas y yo – en su lista. El otro día vino a casa, y conocí a Nico. Sí, hicimos un video chat, y la verdad que es súper copado el rubio. Si vieran la carita de felicidad de mi amiga, cuando él nos contó que posiblemente pueda viajar a fin de mes. Creo que hacen una linda pareja, demasiado oxigenada, pero se nota que se quieren.

Victorio está un poco desenchufado con el tema de la facultad. Se ve que se acerca la primavera y empiezan a salir las mariposas. Digo esto, porque me parece que está conociendo a alguien. De vez en cuando se queda hasta tarde hablando por teléfono, y ni se te ocurra interrumpir porque te saca volando. Espero que por fin encuentre a alguien, con quien pasar el tiempo –en el buen sentido – y me deje de romper un poquito lo quinotos, porque se pone demasiado denso y guardabosques.

A lo que a mí se refiere, estoy mejor que nunca. Con el rapado, hacemos huequitos para poder vernos el mayor tiempo posible. Entre la facultad y el trabajo se complica. Si leyeron bien, trabajo, por mí arte también. Empecé hace una semana, estoy cuidando a la sobrina de Pato –la amiga de mi mamá-. Camila se llama, es una dulce esa nena, tiene tres años, y está en la primera salita de jardín. Va a la mañana, y por suerte no se me junta con la facultad.

Sobre el que no debo ni quiero nombrar, pareciera que se lo tragó la tierra. Ojala que haya recapacitado, y que no aparezca más. Le conté a mi mamá y a mi hermano, y se enojaron un poco por no haberles contado antes. Pero entendieron que no los quería preocupar. Peter ya conoció a mi mamá, y la verdad que se llevan demasiado bien diría. A Vico le está costando adaptarse, pero sabe que es un buen chico, y que siempre voy a ser su princesa.

La facu ahí anda, siempre en el mismo lugar –chiste malo, por favor- Por ahora vengo bien, tengo que entregar un par de trabajos; nada del otro mundo. Pero donde te quedaste, cagaste. Asique hay que estudiar. Ya diseñé n par de prendas, y me gustaron. Pero no me convencieron, como para comprar la tela y hacerlo.

Y que les puedo contar de mí héroe. Es el más lindo de todos, eso ya lo saben. Pero es tan tierno. Se preocupa por mí, me cuida –aclaro que de la gripe ya estoy mejor, no tengo nada- es mi enfermero perfecto. Hablamos de todo, y de todos. Sin herir a nadie, pero descubriendo siempre cosas nuevas. Todavía no hubo rock, si es eso lo que quieren saber. No es que no me anime, ni tampoco porque no esté segura. Pero no vimos el momento, cuando tenga que ser será. Y él me espera, porque lo sé, lo siento. Hablamos todos los días, antes de irnos a dormir, y nos vemos la mayor cantidad de veces posibles en la semana. Así sea una horita o dos, es el tiempo suficiente –aunque querría estar todo el día – para mimarnos, y darnos esos besos llenos de amor.

Se acerca septiembre, y el olor primavera invade mis sentidos. Todo tiene color. Porque no solamente las flores, crecen. Los besos, los caricias, los abrazos, los te quieros; todo parece florecer. Llega con ganas de algo nuevo, hay que estrenar. Nada de pitucones. Todo con brillo, con los canutillos de punta. Los días lindos, los vientos de renovación, de crecimiento, de buena vibra. Dicen que es el mes de los enamorados, de los que tienen el corazón ocupado, o por ocupar; de los que están dispuestos a amar, y ser amados. Porque en septiembre, la primavera trae cambios.