domingo, 17 de abril de 2011

Capitulo 071: Fuimos uno

Desperté, recostada sobre su torso desnudo, él aún dormía. Era suya.

Flash back Lali

Risas, baile, música, amigos, y por supuesto él, Peter. Mejor no lo podría haber pasado. Pero todo tiene un final, y el final de esta noche – madrugada, en realidad – se iba asomando. Un par de temas más, y la escuálida, se quejaba de los tacos.

-Gor, vamos yendo, no me dan más pies. – dijo con tono de cansada

-Dale, yo las llevo - se ofreció el cachetudo, ya que era el que tenía auto –

-Voy a buscar las cosas al guardarropas – esbozó la flaquita, y le siguieron Euge y Ro.

Por mí parte me dirigí, a la barra del fondo, donde se encontraba mi novio. Había un par de chicas, pidiendo algo, pero estaban atendidas por otro compañero de Pitt. Lo que lo encontré ordenando unos cajones de cerveza. Me asomé en puntitas de pie a la barra, y sonreí.

-Hola hermosa – dijo entre mis labios –

-Las chicas, se van. Nos lleva Agus en el auto – recordé

-Igual, vos – dijo apoyando su dedo índice en mí nariz – venís conmigo. Quiero darte mí regalo de cumpleaños –

-Pero ¿A dónde vamos?- impaciente, me decían – Voy a casa a cambiarme, y…

-No hace falta – me interrumpió – Estas hermosa así – y me robó un besó

-Lalu, ya nos vamos nosotras- y la delgada me entregaba mí campera de jean negro - ¿vos que haces?

-Viene conmigo – se adelantó a contestar el rapado –

– Me voy con él – y sonreí

-Oka. Nos vemos chicos. Después hablamos amiga – saludó a Pitt con un beso en la mejilla y luego a mí –

-Chau Can – saludé – Pará, pará ¿Qué le digo a mi hermano? – dije mirando a mi novio y luego a mi amiga, pequeño detalle –

-No te preocupes gorda, algo se me va a ocurrir. – dijo mientras se alejaba unos pasos - ¡Cuidala Pitt! – gritó en medio del boliche semi vacio, seguido de un guiño de ojo

-¿En que andan ustedes?- me atreví a preguntar

-Nada, mi amor – y me compró con un beso

Después de esperar unos veinte minutos, a que Peter termine de acomodar los últimos cajones junto a botellas que habían quedado por ahí; caminamos hasta la calle para tomar un taxi. Otros veinte de viaje, y llegamos a una casa, con fachada antigua. Nunca había ido ahí antes, por lo que no era la casa de mí chico. Bajamos, buscó las llaves en el bolsillo de su pantalón, abrió la puerta e ingresamos. Un olor a madera invadió mis sentidos, suave y fresco, se notaba que no vivía gente. No alcancé a preguntarle cuando…

-Es la casa de mi abuelo – dijo, anunciando donde estábamos – Él falleció hace unos años y nos dejó la casa – ya me había contado algo – Nadie viene por acá, nos trae muchos recuerdos- noté su mirada perdida, como buscándolo. Sólo atiné a abrazarlo. Sabía que hacía bastante que no iba por ahí, remover recuerdos de gente querida y que ya no está, es doloroso–

-Sí entiendo – posé mis labios sobre los suyos. Y nos quedamos, abrazados, escuchando el silencio por unos instantes; sentados en el sillón de la sala, tapado por una sabana- ¿Por qué vinimos? – pregunté, para cambiar el ambiente –

-Porque acá es donde está mí regalo – sonrió pícaramente

-¿Y qué es?- interrogué, mientras él se paró y que hasta un armario, que estaba frente a una mesa de algarrobo -

-Esto – Y sacó una cajita – Feliz cumpleaños – me la dio y me besó. Abrí la cajita en forma de corazón, y había una llave con una cadenita – Es la llave de mí corazón – explicó. Listo, morí. ¿Qué chico en estos tiempos, donde todo es ‘como al pasar’, te regala la llave de su corazón? Pocos, seguramente. Y estoy orgullosa de decir, que uno de ellos, es mi amor.

-Gracias, mi amor – y lo besé fuertemente – Te amo. Me encanta – sonreí mientras sacaba la cadenita, de la caja.

Le hice seña para que rodee la cadenita por mí cuello. Acto seguido, sentí sus dulces labios por mí nuca, y luego por mí cuello. Lo besé, me besó. Y por arte del amor, una catarata de besos con amor y pasión, fueron desencadenándose. Lentamente, disfrutando cada segundo, cada instante, la ropa se nos fue saliendo del cuerpo. Nos recostamos en ese sillón, que fue testigo de nuestro amor, puro y único. Me entregué a él en cada beso, en cada respiración, en cada latido, en cada sentir. Amándonos, liberándonos, enamorándonos aún más; fuimos uno.

1 comentario: