viernes, 31 de diciembre de 2010

Capitulo 014: Solo chicas II

¿Cómo explicar esas sensaciones? Crueles y alegres al mismo tiempo. Llenas y vacías, de amor. ¿Cómo? Jugándotela por lo que sentís. No te tiene que dar vergüenza, que te amen es algo hermoso, para el que ama y para el que es amado. No te tiene que dar vergüenza, despues te preguntas ¿Y si le hubiese dicho?, ¿Si no me lo hubiese guardado? ¿Sería igual? Seguramente, que no. Sería algo distinto.

Terminamos de almorzar, y Euge se fue al centro porque, según me dijo, tenía que hacer un trámite. No alcancé a contarle nada de la salida, ya que estaba mi hermano metido en el medio; igual no veríamos a la noche. Victorio tenía que cursar, asique me quedé sola en casa. Nada mejor para un día viernes y de frio; que una fuente de pochochos, una cama calentita, y una buena película que me haga reír. Asique allí me encontraba haciendo zapping, mientras manoteaba palomitas del boul. Encontré una que recién empezaba.

Después de una hora y media, casi dos, y cuando ya no quedaban mas nada en la fuentecita la película dio por finalizada; escuché el ruido de la llave, en la puerta. Era mi mamá que llegaba del trabajo, los viernes salía temprano. Y ya estábamos las dos en la cocina, esperando que el agua se calentara, para unos buenos mates, con facturas que ella misma había traído. Después de unos minutos, ya cada una con su mate (léase: Ella toma amargo, y yo dulce) y con la pava en el medio de la mesa…

-Ahora que no te vas a dormir, que no está tu hermano, que no te tenés ir… ¿me vas a contar con quien saliste ayer? – y si; a ella nunca se le olvida nada

-Haber… Sí salí con un chico- y una sonrisa se dibujó en su cara- Y si no te dije nada, fue porque siempre se te escapa, y no quería que pase lo que pasó con…

-¿Y cómo se llama?- interrumpió, mientras elegía una factura; parecía una nena en cuerpo de mujer

-Peter- y me cebaba un mate a mí misma

-Lindo nombre… ¿cómo es?- ya con la boca llena

-Tiene pelo cortito, cortito; como si se lo hubiera rapado, ojos verdes, y un lunar acá – me señale en mí rostro-

- Y te parte la cabeza – terminó la frase mi vieja, seguida por una risita

-No, bue tanto- Y con ella tengo una relación especial; me conoce como si me hubiera parido

-No sabes mentir Lali- me dijo mientras depositaba agua en su mate

-Si me gusta, pero no para tanto. Aparte sabes cómo soy…

-No quiero hacerme ilusiones – y hacia comillas con sus dedos, al mismo tiempo que revoleaba sus ojos

-Exacto- dije

-Bueno vos sabes, lo que pienso – me contestó con una sonrisa

- Hay que arriesgar en la vida – dije burlona, como hacia instantes ella lo había hecho

-¿Lo conociste en la facu? – me preguntó

-No-negué con mi cabeza, pero no le respondía porque estaba con la boca llena

-No me digas que es amigo de tu hermano- me dijo. Y reaccionó como si estuviera mirando un culebrón

-No, va en realidad no sé si lo conoce- y le echaba agua a mi mate- Fue el barman, que Agustín contrató para la fiesta sorpresa de Vico-proseguí

-¿Qué pasó con mí fiesta? – y mi hermano siempre escuchando, se hacía presente en la cocina; recién llegado de la facultad

-No, le decía que desde tu fiesta que no nos juntamos con las chicas – traté de zafar

-¿Pero no te juntaste ayer con las chicas?- dijo mientras dejaba un beso sobre la mejilla de nuestra madre

-Sí pero con las chicas de cole, con Euge, con Rochi; ellas- y le cebaba un mate

-Ah – y por fin dejo de preguntar

La tarde pasó con mates en familia, como desde hace mucho tiempo no teníamos; y siempre mi hermano con sus chistes. Se hizo la hora para ir a lo de Rochi, obvio que mi mama no tu problema. Puse lo necesario en un bolso, y partí hacia lo de Cande; no sin antes saludar, por supuesto. La flaqui salió enseguida, y nos encaminamos hacia lo de la rubia de pelo largo. Tocamos timbre y nos abrió la puerta. Eugenia todavía no había llegado.

Desde el último tiempo en la secundaria, se nos había dado por juntarnos, solo las chicas cada viernes de por medio. Pero después de que cada una comenzó su carrera, no siempre lo podíamos concretar. Por suerte, con esta juntada lo podíamos retomar. Siempre éramos nosotras cuatro – Rocío, Candela, Eugenia, y yo- y una pila de novedades para ponernos al día. Los papás de Rochi junto con su hermana, habían ido a visitar a sus parientes, en su ciudad natal; pero como la rubia tenía que estudiar para la facultad, decidió quedarse.

-¿Quieren tomar algo?- preguntó la dueña de casa

-Dale- respondió la flaquita. Yo no podía, está congelada, al ladito de la estufa; esas pocas cuadras me habían matado. Unos minutos después vino, con tres vasos y una gaseosa.

-¿A que no sabes qué? – le dijo la de patas de tero a la rubia

-¿Qué pasó?- y la otra con un cara de intriga bárbara

-¡La morci tiene novio!- y Candela que pegaba un grito

-No no, no tengo novio – me defendí – salí una vez nada más

-¿Y no me pensabas contar ?– me celaba Rocío

-Sí, si no para que vine- contesté - ¿Te acordas en la fiesta de mi hermano,- pude leer un como olvidarme en sus labios – el barman?

-¡Peter!, ¡el que te dije que me gustaba para vos!- y la rubia parecía que estaba más contenta que yo

-Sí ese- y la flaquita chocaba las manos con la rubia

-¡Contame todo ya! – Y comencé mí relato acerca de la salida de anoche.

En la mitad de la charla, y con las acotaciones de Candela de por medio; llegó Eugenia. Por lo que tuve que comenzar de nuevo. Mientras esperábamos la pizza, que la flaca había pedido por teléfono (Léase: no íbamos a cocinar).

-¡¿Te lo chapaste?! – me dijo como indignada la rubia peli corta-Eugenia; asentí con mí cabeza – Que raro Lalita, no eras vos la que me decías: ¡ni se te ocurra comértelo de una!

-Si era yo, pero la rápida del grupo acá sos vos– y me desligué de todo cargo; y las otra dos se estaban haciendo un festín– Aparte no conoces el dicho: ‘Haz lo que yo digo, y no me mires los dientes’

-‘Haz lo que yo digo y no lo que yo hago’, Lali – dijeron las tres al mismo tiempo

-Bueno, ¡no me corrijan ché!; la idea es la misma – y ya estábamos riendo las cuatro; como siempre que nos juntábamos.

La comida se hizo presente, y estábamos chusmeando de todo un poco. No tuve mejor idea que…

-¿Qué onda vos con Victorio?- le pregunté a la rubia, por lo sucedido hoy al mediodía. Y las otras dos, pararon la oreja.

-Nada ¿por?-

-Mentís peor que yo Euge – contesté, mientras me servía algo para beber

-¡No me digas, que te estás comiendo a mí negri! ¡Yegua! – y Candela le pegaba suavemente en el hombro (léase: estaban sentadas una al lado de la otra).Paso a contarles la reacción de la flaquita.

Hace cosa de tres años, Candela y Victorio, tuvieron un amorío; por decirlo de alguna manera. Ella con sus quince recién cumplidos, y él con las hormonas a flor de piel. No pasó más que de un lance, nada más que un par de chapes. Pero, para ese entonces, la flaca estaba súper enganchada- tengan en cuenta que era el primer chico que realmente le gustaba, con el que dio su primer beso, de verdad (Si medios lentejas, ambos)- . En pocas palabras, el típico amigovio, de lo quince años. Después mi hermano conoció la noche, y lo perdimos (no sean mal pensadas che), quiero decir que empezó a salir, con sus amigos y conocer a otras chicas. Lo que le demostró a Candela que no estaba lista para tener un novio. ‘Negri’, era como ella lo apodaba, en aquel momento. Pero conociendo a la flaqui, siempre le queda una cuestión posesiva, por decirlo de alguna manera.

-No, nada que ver. Pasa que hoy al mediodía, fui a ver a Lali, pero estaba cursado - le contaba a Cande – Entonces me quedé a esperarte- se dirigía a mi – y tu hermano, se me empezó a hacer el lindo, no sé qué bicho le picó; la cuestión, es que se me lanzó, pero no le di cabida. Pero él seguía, hasta que me avanzó, y fue cuando vos llegaste.

-Decí que llegue que si no…

-¿Qué si no que? No haría nada, sos mi amiga, y no da andar con tu hermano- me contestó – aparte… - se hacía la interesante

-¿¡Qué!?- saltamos las tres

-Nada, yo estoy con alguien - nos dijo como si nada

jueves, 30 de diciembre de 2010

Capitulo 013: Solo chicas I

Hay que luchar, venga lo que venga. Jugársela. Por más que como resultado haya una aceptación o un rechazo. Hay que escribir nuestra vida, a nuestra manera; sin miedo a nada, ni a nadie. Hay que desempolvar la armadura, y salir a dar batalla; pelear por lo que verdaderamente queremos. Y estar orgullosos de nosotros, por que pudimos, contra viento y marea; pudimos. Porque de nosotros depende el camino que querramos darle a nuestras vidas. De nosotros depende, vivirla.

A la mañana siguiente, el despertador sonó, y no tuve otra que levantarme. Fui al baño, me higienicé, y en pijama, bajé a desayunar (no hay nada más lindo que desayunar en pijama y pantuflas). Puse la pava para hacerme un café, mientras buscaba alguna que otra galletita, estaba antojada por algo dulce. Perdido en la alacena, encontré un paquete de surtidas; y ya estaba sentada en la mesa con mi taza y mis masitas. Puse la radio, y una de mis canciones favoritas estaba sonando.

Parece que mi cámara lenta ya perdió la cuenta,

y no está contenta,

mi muñeco vudú, se perdió en la tormenta,

con mil alfileres clavados

en mi corazón en venta,

que nadie viene a comprarlo.

Hipnotizada por la música, comencé a cantar, recordando lo que había vivido ayer. Pensar que hacía un par de días, creía que todo estaba perdido, que ya nadie se fijaría en mí, y que por más que luchara, la batalla ya estaba perdida. Pero, como son las cosas del destino, un vez que te das por vencido, ahí te manda algo – o alguien- que te hace reflexionar y creer que no todo tiene que tirarse por la borda, que siempre queda un rayito de esperanza, y que nada está dicho aún.

Se dice de mí que nunca vuelvo

y siempre me estoy yendo a ningún lugar,

que tengo que parar de navegar, ya me di cuenta,

me lo dijo mi corazón en venta,

feliz Navidad sangrienta

te desea mi corazón en venta.

Tildada me había quedado, y la mano de mamá que se balanceaba frente a mis ojos.

-Hey , ¿qué te pasa a vos que esas tan contenta?- dijo mientras dejaba un beso en mi frente

-No nada, ¿por?- Y mojaba una galletita en mí café

-Ah, ¿no? Te conozco como si fueras mí hija – ironía a flor de piel- Y te voy a dar mis razones. Primero: Me tenés que contar con quien fuiste a tomar algo, porque esa de las amigas, déjasela a tu hermano. Segundo: siempre que te levantas temprano, el humor no te acompaña, y que estés cantando a estas horas, quiere decir que algo pasa. -dijo apoyada sobre la mesada- Y tercero…

-Tercero, llego tarde; me voy a cambiar- interrumpí, mientras me levantaba de la silla, le sacaba la lengua

-¡Dos veces te me escapas, tres no!-gritó desde la cocina, de manera divertida; y si de chismes se trata mi mamá es la primera en querer saber.

Mi corazón en venta,

dicen que se revienta.

Qué versión violenta,

la que se cuenta por ahí.

Subí a mi cuarto, me cambié, puse algunos apuntes en el bolso –los demás los tenía Cande- ; partí hacia la facultad. Nos encontramos con la flaquita en la puerta, y subíamos las escaleras, al mismo tiempo que me hacía una montaña de preguntas, acerca de lo que había pasado con la salida. Era temprano, por lo que tuvimos que esperar a que llegara la profesora, tiempo que aproveché para contarle todos los detalles a mi amiga. Después de una hora y media de clases, en recreo llegó, fuimos al kiosco a comprar algo para comer. La clase retomó, y a los cinco minutos me llega un mensaje.

Mensaje de Rochi: Hoy juntada en mi casa. Nada de hombres, solo chicas. Besoo

Le pregunté a Cande si sabía algo, y me dijo que no. Pero a ella también le había llegado el mismo mensaje.

Mensaje de Lali: Ok a qué hora??

Mensaje de Rochi: Tipo ocho, tráiganse ropa así se quedan a dormir J

Mensaje de Lali: Ahí estaremos. Besoo

Al medio día la cursada terminó, y por suerte no había mucho que estudiar. Volví a mi casa, no sin antes arreglar con Cande, para ir a lo de la rubia.

Llegué a mí casa, dejé mi bolso y mi campera sobre el sillón, y me dirigí a la cocina. ¿Y a que no saben con que me encontré? Estaba mi hermano, y en compañía de Euge. Pero no es que estaban hablando, así no más. Estaban separados por unos pocos centímetros. Me quedé mirando por unos instantes, haber que hacían, y de mala que soy interrumpí.

-Hola- dije después de aclararme la garganta- ¿Cómo andan?- Y los dos me estaban comiendo con la mirada, sobretodo mi hermano - ¿Todo bien? – me acercaba a ellos para saludarlos.

-Todo bien amiga, te vine a ver, porque desde que llegué que no nos vimos más. Y ya te extrañaba – me dijo con una sonrisa

- Si ya veo. Y como no llegué, encontraste una compañía mejor- dije por lo bajito

-¿Qué petiza? – Mi hermano y su súper oído

-No, que tiene razón desde tu fiesta que no nos vemos- dije- ¿Ya comieron?- proseguí (me refiero a la comida, no sean mal pensadas ché)

-No te estábamos esperando- y el hombre de la casa no iba a cocinar

-Bueno, sacá las milanesas mientras, me voy a cambiar- le indiqué. Necesitaba estar más cómoda- Ahora vengo

Cuenta Victorio

Estaba mirando un partido de futbol, y en eso tocan el timbre. Era Eugenia. Había venido a ver a Lali, pero mi hermana estaba cursando, asique la hice pasar para que la esperara; nos llevamos bien y no tuvo problema en quedarse. Le ofrecí algo de tomar, y aceptó. Le dije que me cuente sobre su viaje, ya que si en mí cumpleaños le pregunté, no me acuerdo. Comenzó a contarme como era su vida halla, pero sinceramente no la escuché. No me había percatado de lo buena que se había puesto en este tiempo. Siempre fue linda, pero se ve que el exterior le sienta muy bien. Rubia y de ojos verdes, como para no entrarle “Para Vico, puede ser tu hermana ché” . Pero no lo es, y ¡qué suerte que no es! Cuando ella estaba acá, y compartíamos bastante tiempo juntos (Ya que al ser amiga de Mariana venia seguido a casa; encima fuimos al mismo colegio, en fin nos conocíamos bien), siempre estaban las indirectas, pero como amigos, en joda. Y ahora que estaba hecha una mujer, que no se me pasó por la cabeza ” Para un poco, zarpado” Bue… las miradas empezaron de mi parte, pero ojo que la rubia no tiene un pelo de tonta; y en seguida me cambió de rumbo. Pero yo pirata con titulo, no me iba a rendir fácilmente. Asique la laburé un rato, y cuando estaba a punto caramelo… parece mi hermanita del alma (¿no podría haber llegado en otro momento no? No) para interrumpir. Nos saludó y se fue a cambiar. Pero como el ambiente ya no daba, me resigné. Esta vez se la deje pasar, la próxima no se me escapa.

Cuenta Lali

Almorzábamos, unas milanesas con ensalada, los tres en silencio. Se ve que ya habían hablado demasiado antes que yo llegara, de modo que la situación era bastante incómoda y graciosa al mismo tiempo. ¡Si ustedes hubieran visto las caritas de estos dos! No sin palabras.

-Rochi me mandó un mensaje, que nos juntábamos hoy en su casa – dijo la rubia rompiendo el silencio

-Si a mí también, tengo que pasar a buscar a Cande - dije, después de beber de mi vaso

-A las ocho me dijo, asique tengo que ir a casa a cambiarme-

-¿No sabes quienes más van?-dije mientras cortaba mi comida

-No, no me dijo nada-

-¿Qué sale fiesta en lo de la tumbera hoy? –dijo Victorio refregándose las manos. Siempre colgado él

-No ¡solo chicas! – respondimos las dos al unísono, y a risa se apodero de nosotras

¿Por qué ocultamos el amor? No lo sé, pero hacemos. Tapamos nuestras emociones, como quién le pone la tapa a un frasco de galletitas. Escondemos eso que nos pasa, como si estuviera mal, como si nos avergonzara sentir. No nos permitimos expresarnos, no queremos que salga. Tenemos miedo de que ese amor, no sea correspondido; y lo callamos. Nos engañamos a nosotros mismos. No dejamos volar ese amor que sentirnos, preferimos enmudecer, que gritarlo a los cuatros vientos. ¿Por qué? No lo sé. Nos vivimos culpando por habernos enamorado de ese amor que no nos corresponde, y no podemos ver lo valioso que eso significa. Lo valioso de haber encontrado el amor, que es lo más puro y sincero de la vida, por más que sea con la persona incorrecta. No nos damos cuenta del tiempo que perdemos por reproches a nosotros mismos, que no tienen sentido. Buscamos excusas, para tapar ese amor, para salir de él. No queremos que nos lastimen... pero muchas veces nos lastimamos nosotros mismos, por creer que es lo correcto.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Capítulo 012: Disfrutar el presente

La vida, como todo, tiene su lado bueno y su lado malo; solo que, está en cada uno ver más allá de eso, más allá de lo que sucede, está en cada uno, vivir la vida.

Entré a mí casa, y mi mamá junto con Victorio estaban en la cocina. Hacía un largo rato que habían terminado de cenar, y estaban mirando el resumen de un partido de fútbol, con mi hermano en primera fila. Saludé y me senté junto a mi brother-siempre Candela pegándome palabras en otro idioma- . La mujer de la casa, me preguntó si quería comer algo; a lo que respondí negativamente, la verdad no tenía hambre, ya había comido bastante (no sé si me explico).

-¿Cómo te fue hija?- y ya estaba mi madre preguntando en la cabecera de la mesa

-Todo bien- mientras me servía agua en un vaso- nos juntamos con las chicas a tomar algo

-¿Y porque tanto olor a perfume masculino?- saltó mi hermano, en plena conversación madre-hija

-Nada que ver Vic - mientras me olía la ropa- debe ser olor a cigarrillo – mentira (léase: Yo no fumo, pero en esos ambientes cerrados siempre hay alguien que fuma y te impregna la ropa)

-Te digo que tenés olor a perfume Mariana– Si, para discutir él es el número uno –

-Y yo te digo que no- dije sin achicarme

-Bueno basta ché, están grandes- dijo una voz femenina. A lo que le saqué la lengua a mi hermano, como nena peleadora de tres años. Mamá, cazó al toqué mi jugada.- Los dejo, me voy a dormir que mañana me tengo que levantar temprano- dijo, mientras depositaba un beso en nuestras mejillas.

-Si yo también- y me levanté de la silla – Chau, Gruñón (Léase: uno de los siete enanitos de Blancanieves) – le dije a mi hermano mientras alborotaba sus pelos de manera divertida

-Si hacete la viva, vos- me dijo por lo bajito. Pero lo escuché igual. No tenía ganas de pelear, asique oídos sordos, y subí las escaleras, para llegar a mi cuarto.

Cuando pasé por la pieza de mi mamá (Léase: está primero la habitación de mi hermano, luego la de mi madre, y por último la mía; enfrentada al baño), me gritó un “Mañana me contás todo ¿eh?” . A lo que no tenía sentido contradecir o negar, ya que no tiene un pelo de tonta; y como dije antes cazó al toque mi jugada.Dejé las cosas sobre la silla de la computadora, me saqué la botas. Busqué mi pijama dentro del ropero, junto con mí ropa interior, y fui al baño; me higienicé, y abrí la ducha, para darme un baño calentito. Unos minutos más tarde, me sequé, me lavé los dientes, y volví a mi cuarto. Busqué mi celular dentro de mi cartera – si es que a eso se le puede llamar cartera; por lo desordenada, digo- Y me habían llegado tres mensajes de Candela. Ya metida en la cama, tecleaba las letras para contestarle.

Mensaje de Cande (1): Y morci como va el asunto, ya te lo comiste???

Mensaje de Cande (2): Dale perna respondeme

Mensaje de Cande (3): Me mata la espera, best. Cuando termines contesta!!

Y la flaqui no podía con su genio. Siempre estaba ahí, al pie del cañón, para tenderme una mano cuando más la necesite.

Mensaje de Lali: Best! Recién leí los mensajes, mañana en la facu te cuento si? Besooo

Unos minutos después…

Mensaje de Cande: AAHHHHH Te lo comiste morci, viste yo te dije!! Ese chico, es un buen partido, por fin te diste cuenta querida! Bueno mañana me contas todooo, kisses

Mensaje de Lali: Y quien te dijo que me lo comí?

Mensaje de Cande: Nadie. Pero si no hubiese pasado nada, ya me lo hubieras dicho:)

Como me conoce esta chica, dios. Desde siempre, en ella encontré ese alguien compinche y divertida, que te saca una sonrisa hasta en las peores situaciones. Sensible, pero que nunca deja ver un hilito de fragilidad. Me entiende como pocas. Sin decirle una palabra, sabe lo que me pasa, sabe si voy a embocar a alguno o si necesito estar sola. Tiene siempre la palabra justa, y nunca dice nada para quedar bien; muchas veces no te dice eso que querés escuchar, pero le da en la tecla; en todo momento está primero el corazón, la amistad.

Mensaje de Lali: Bueno, mejor te cuento mañana. Besoo

Puse la alarma, para levantarme a la mañana siguiente; y dejé el teléfono sobre la mesita de luz. Apagué la luz y dejé la música en el mínimo. Me encanta dormirme escuchando música, siempre hago eso cuando estoy contenta. Y que mejor motivo de alegría que haber salido con ese chico, el del lunar, un caño como pocos. Ese flaco, por el que dos días atrás no daba ni dos pesos, hoy me parte la cabeza. Y es raro que yo admita una cosa así con lo orgullosa que soy, pero es así. Desde que lo conocí, cosas distintas comenzaron a pasar en mí vida, pero esperen. No digo que estoy enamorada, ni nada por el estilo. Salí una vez con el pibe, y no me quiero hacer ilusiones. Porque así como me ven, chiquita y peleadora, aunque me cuesta admitirlo, soy una persona que se hace ilusiones fácilmente; y más cuando del corazón se trata. Asique todavía no cantemos victoria, que faltan muchas peleas por delante. Esta ha sido una salida hermosa y divertida. No pienso tanto en el futuro, si no que disfruto el presente, el ahora.

La vida puede cambiarte en tan solo un segundo; tanto como bien como para mal. Vivimos pensando el que será, sin darnos cuenta que el hoy se está yendo. Pensamos que, tal vez, estamos rodeados de cosas malas, injustas; pero cuando las buenas suceden no nos damos cuenta, están ahí en frente nuestro y no podemos verlas. Las cosas buenas de la vida están en los pequeños gestos; un abrazo, una sonrisa, una caricia, un 'te amo', que pueden cambiarte la visión del mundo. Son esas pequeñas cosas las que nos hacen felices, y no las vemos. Las sentimos. Siempre creemos que lo mejor está por venir, y nos sentamos a esperar que llegue; sin caer en la cuenta de que está pasando como una película frente a nuestros ojos. No disfrutamos la vida como deberíamos, siempre pendientes de obligaciones o sobre responsabilidades, que no está mal, pero que no nos deja vivir como correspondería. Estamos subidos a una calesita, la más linda de todas; nuestra vida. Y viene el dueño, y nos trae la sortija. Hace movimientos con las manos, y no podemos agarrarla. Una vuelta, dos, hasta que en la tercera; tenemos el premio entre nuestras manos

lunes, 27 de diciembre de 2010

Capitulo 011: Suavemente, be – sa - me

Nos cuesta tanto creer en el amor, soñar que algo en nuestra vida pueda cambiar. Parece muy difícil soltar, volar con el corazón, dejarlo entrar, abrirle las puertas, confiar en que puede ser diferente. No nos damos cuenta, y la vida se va. Estamos pendientes de encontrar el amor perfecto, el extraordinario. Cualquier cosa no sea perfecta, que no tenga todo lo que nosotros queremos, no nos interesa. La dejamos de lado, seguimos esperando. Y mientras tanto, la vida pasa, y nosotros con ella; mirándola desde afuera, como un espectador mas.

-Espera- me dijo, a lo que me di vuelta- No me importa como lo tomes, si después no me querés ver más, todo bien. Pero no puedo no…

¿Qué pasa?- interrumpí

Cuéntame al oído, si es sincero eso que ha dicho
o son frases disfrazadas esperando sólo un guiño.
Cuéntame, cuéntame.
El cielo acostado detuvo el tiempo en el beso
y ese beso a mí en el tiempo.

Y ya nuestros labios estaban chocándose, uno al otro. Con ternura, enlace mis brazos sobre su cuello, y continué besándolo. Nuestras bocas, eran una; era más que simple chape, más que un beso. Era una demostración de cariño, de querer seguir viéndolo, de no perderlo. Ya no importaba nada ni nadie, el tiempo se detuvo para mí. Desde que lo conocí sentí que ese chico, el del lunar, tenía algo especial, algo distinto a los demás. Algo que hacía que me fijara en él, hacia que mis ojos no pararan de mirarlo, y que mi boca no dejara de desearlo. Suavemente, con mis manos comencé a jugar con su pelo, alocándolo de manera tierna. Podía sentir la frescura de su perfume. Nuestras bocas, no se separaron en ningún momento, tomaron las riendas del camino y nos transportaron a otro plano. Un lugar donde solo éramos él y yo.

Cuéntame al oído, a qué sabe ese momento
donde esperan hoy los días en que aquello era un sueño.
Cuéntame el oído, donde quedan hoy tus miedos,
si aún guardas sus caricias en la caja del recuerdo.

Por las necesarias ganas de respirar de ambos, fuimos separando nuestras bocas, con pequeños besos. Nos quedamos mirando, a los ojos, por unos segundos.

-No quiero que pienses que soy cualquiera, y que lo único que quería era besarte- me dijo excusándose

-Shh, está todo bien. – Dije en voz baja- La paso muy bien con vos, y no pienso cualquiera. Y si quiero seguir viéndote, pero todo a su tiempo- y me dedicaba una sonrisa- Bueno, tengo que entrar- dije no con mucha alegría. Lo besé nuevamente, pero por menos tiempo. Y abrí la reja. – Nos vemos- dije una vez adentro, junto con una sonrisa. Y ya caminaba por el patio.

Cuenta Peter

Estábamos frente a su casa, una de rejas negras. Ninguno de los dos, se animaba a hablar. Salió de su boca, hacerme recordar lo del cine. Y ya estaba saludándome para entrar. ” Que ¿tan rápido se paso todo?” Si goma, tan rápido. Sinceramente, no me di cuenta, no caía que esa noche, tan maravillosa, ya estaba por terminar. Tenía ganas de sentirla más cerca (ojo no sean mal pensados ¿eh?) Me refiero a sentirla, a que sé de cuenta, que quiero algo más, y no piense que soy un perejil.

Reaccioné, a tiempo, y la tomé del brazo. En ese momento las palabras no me salían, pero puede decirle “No me importa como lo tomes, si después no me querés ver más, todo bien. Pero no puedo no…” , y la necesidad de besarla se hizo presente en mí. Me acerqué, y poco a poco, nuestros labios se iban conociendo, se iban haciendo uno. Nuestras bocas chocaban, y ella enredó sus brazos en mi cuello; por mi parte me atreví a tomarla por la cintura, al mismo tiempo que la aferraba a mí. No quería que ese momento terminara, si por mi fuese me hubiese quedado ahí toda la noche, incluyendo la helada que estaba por caer. Y con ese beso, que era más que una apretada, que un chape, le demostré que; en poco tiempo se había convertido en alguien muy importante. Desde el día que fue a buscar las fotocopias a lo de Agustín, y me la crucé o choque como quieran llamarle, desde ahí, sentí un rayito de esperanza. Esperanza que estábamos concretando, porque si me correspondió el beso, quiere decir que algo pasa.

Por la necesidad de respirar, fuimos separándonos con pequeños picos; por suerte, no todo estaba perdido al contrario me respondió con una sonrisa y un Shh, está todo bien. La paso muy bien con vos, y no pienso cualquiera. Y si quiero seguir viéndote, pero todo a su tiempo… “ Me saludó, y entró, la saludé con la mano. La noche había finalizado para nosotros, y con un buen final; y como estaba la situación, esa iba a ser la primera de muchas otras salidas.

Estar solo duele, pero creo que lo que más duele es que los demás te recuerden que estas solo. Todos, en algún momento de la vida necesitamos un tiempo de soledad, pensar en nosotros, no tener compromisos; pero ese tiempo se va haciendo cada vez más y más largo, hasta que terminamos quedándonos solos. Vivís soñando que tu príncipe azul va a tocar tu puerta, como en los cuentos; que te va a despertar con un beso y te vas a ir con él en su auto, o caballo en su defecto. Pero chicas, lamento decirles que la realidad supera la ficción, y ese príncipe azul que tanto soñás, no existe. Las chicas de la realidad, tenemos que remarla, luchar por ese alguien que queremos. No tendremos zapatitos de cristal pero tenemos agallas. No tendremos que dormirnos para que nos besen, por que nosotras robamos los besos. No tenemos que morirnos para que vengan a rescatarnos, porque vivimos por amor. No tendremos una alfombra mágica donde volar, porque volamos con nuestros sueños. No estaremos en el cuarto de la torre de un castillo esperando que venga a rescatarnos, porque luchamos para salir de ahí. No todo en la vida es como en un cuento de hadas, es mejor.